104 Viviendas: 32 años de un barrio que empezó el Estado y terminaron los vecinos
[VIDEO] Fue una de las últimas construcciones barriales en altura, con políticas habitacionales de otra época. Tras tres décadas, la vida cotidiana y la idiosincrasia le impregnaron significativas diferencias al proyecto inicial. El recuerdo de los orígenes y la inauguración.
Hace 32 años, un 21 de Septiembre de 1992, quedaron inauguradas las 104 Viviendas, una serie de unidades en dúplex que transformaron definitivamente el barrio y sus alrededores.
La historia de “Las 104” es, sin duda, una potente metáfora para reflexionar sobre cómo las decisiones políticas influyen, positiva o negativamente, en la vida de las personas.

El origen de este proyecto data de abril de 1984, cuando el intendente Guillermo Farabollini dispuso el traslado del Corralón Municipal.
Su intención era urbanizar un área que ya mostraba un marcado crecimiento a su alrededor, por lo que no se justificaba mantener el acopio de materiales y maquinaria en ese lugar.

El barrio 25 de Mayo ya era una realidad que se había gestado como una oportunidad para inquilinos con capacidad de pago para vivienda única y en el medio quedaban esas manzanas, que desde 1982 habían sido observadas como lugar estratégico.
La Ordenanza 3.761 oficializó la donación de los terrenos al Instituto de la Vivienda del Ministerio de Obras Públicas de la Provincia, para construir un barrio que, según el diseño original, consistiría en 104 unidades en dúplex, con un centro de manzana destinado a espacio público.
En la misma ordenanza se estableció que las nuevas instalaciones del Corralón Municipal se trasladarían al predio del ex Matadero municipal, sobre el camino Lucio Mansilla, donde hoy se encuentra.

La obra comenzó con buen ritmo, pero la empresa adjudicataria abandonó los trabajos. En ese momento, los vecinos que figuraban en el listado de beneficiarios tomaron protagonismo.
"El Dr. Sánchez, que era intendente en ese instante, junto al ingeniero Martín, que había sido designado para reencaminar la obra, nos pusimos al frente. Fue la primera experiencia en la que un consorcio se hizo cargo y construyó las viviendas, porque era la forma más simple de ahorrar plata", contó Américo "Cacho" Quintana, en una entrevista con La Opinión años atrás.
"Los propios vecinos se hicieron cargo de la obra que la empresa adjudicataria no pudo completar", contó Cacho Quintana.
"Una comisión de 12 personas estábamos a cargo, y en mi caso, me tocó viajar a todas partes. Hicimos compras directas de ladrillos en Puerto San Martín, fuimos a las fábricas de aberturas, conseguimos la grifería y fuimos directamente a la fábrica FV, por ejemplo. Todo con dinero en mano", relató.
Con la llegada del gobierno de Julio Pángaro, las gestiones se aceleraron y, finalmente, el gobernador Eduardo Duhalde inauguró el complejo.
El sábado, un móvil de Sin Galera recorrió el barrio. Durante la visita, surgieron historias y relatos sobre su evolución, las mejoras impulsadas por los propios vecinos y los desafíos que aún persisten.
Uno de los momentos más emotivos fue la visita a la casa de Beatriz, una de las primeras habitantes.
Beatriz contó cómo ha transformado su vivienda a lo largo de los años, destacando con orgullo las mejoras que ha realizado: desde el revestimiento exterior hasta la decoración interior.
"Le puse amor a mi casa", dijo al abrir las puertas de su hogar, mostrando un espacio decorado con esmero y cuidado.
El barrio de “Las 104” no sólo es testigo de historias personales de esfuerzo, sino también de la compleja realidad social que enfrentan, como todos, sus vecinos.
Algunos han logrado mejorar y mantener sus hogares, mientras que otros a duras penas sobreviven con sus gastos más básicos. Una vecina explicó cómo algunos no pueden siquiera pagar los servicios como la luz, por las dificultades económicas.
La crónica del móvil también se detuvo en los cambios estructurales que el barrio ha experimentado. Varios vecinos han realizado ampliaciones en sus viviendas, construyendo cocheras o habitaciones adicionales para adaptarse a las necesidades crecientes de sus familias.

Sin embargo, otros sectores del barrio muestran un estado de abandono, reflejo de los problemas sociales y económicos que afectan a muchos vecinos.
En ese sentido, al cierre de la transmisión, Lilí Berardi reflexionó sobre el significado de este tipo de proyectos de vivienda como el de “Las 104”, destacando la diferencia entre las gestiones que hacen bien las cosas y aquellas que fallan en su deber. “La realidad mata el relato”, señaló.
“Nos quieren poner de un lado o del otro, respecto de si el Estado tiene que estar o no tiene que estar. Pero lo que no tiene que hacer el Estado es robar".
“Y cuando uno compara esto que pasó hace 32 años en las 104 Viviendas con un intendente que en 1984 dijo: ‘Acá va a ser pleno centro de la ciudad, estas manzanas donde está el corralón hay que trasladarlas a otro lado’. Un intendente que planificaba, que pensaba para el año 2000, no para el año en que él iba a ganar las elecciones".
"Y después vino otro intendente que tuvo que hacer las gestiones porque se iban demorando y demás, y después vino otro intendente y otro gobernador que las inauguró. Sobre todo para los que dicen: ‘Miren, el fracaso de la democracia'. No. Hay que tratar de ver que hay dos maneras de hacer las cosas: hacerlas bien o hacerlas mal".
Así, y a pesar de las adversidades, “Las 104” celebran 32 años de vida, con historias de esfuerzo, transformación y, sobre todo, de pertenencia. Un barrio que sigue evolucionando y transformándose junto a sus vecinos.
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