A 100 años del nacimiento del poeta Aníbal de Antón, autor de versos que todavía resuenan en las calles de San Pedro
Este lunes se cumplió el centenario del natalicio del poeta insignia de la ciudad. Para conmemorarlo, La Opinión comparte fragmentos de dos poemas de Ciudad con Ángel y Paloma, el libro publicado a fin de año con textos inéditos del escritor.
El lunes 6 de junio se cumplieron 100 años del natalicio de Aníbal de Antón, poeta insignia de San Pedro cuya obra convive con los vecinos y vecinas que lo conocieron pero también con las nuevas generaciones que descubren sus versos, que todavía resuenan en las calles de la ciudad.
Llevan a hemeroteca de la Biblioteca Popular Rafael Obligado, la Biblioteca de la escuela Media Nº 2 Alfonsina Storni el jardín rural 909, una calle y el Bosque de Poesía plantado en la zona del pasaje Agenor Almada, frente al riacho. También un bar fundado por artistas locales que así lo homenajearon y un colectivo cultural que desde hace alrededor de dos décadas organiza actividades artísticas que promueven la cultura local.
Fallecido en 1990, Aníbal de Antón había publicado tres libros celebrados por la crítica: Del barro a la luna, Gorriones de humo y Alquilo soledades. Luego aparecieron, póstumos, Oda final a Carlitos y Aire de fueyes, hasta que a fin de 2021, y en el marco del camino al centenario de su nacimiento, su familia editó Ciudad con Ángel y Paloma.
En el texto que oficia como “puerta cancel” al nuevo poemario, Luis Alposta dice que permite “retornar a un tiempo en el que caminar por San Pedro y verlo a él era una fiesta”.
Abel Zabala, a cargo del prólogo, sostiene que el poeta “confía en el poder evocativo de la poesía” y así se nota en los textos de Ciudad con Ángel y Paloma, donde aparecen retratos poéticos de una cotidianeidad pueblerina que es universal: el cine, el teatro, las esquinas, el San Pedro de antaño, el río que es telón de fondo de la vida en San Pedro.
Sus versos dicen de su obra lo que la define por completo: “Esto, más que poesía, es minúscula historia / crónica de una vida provinciana”. En el libro, además, hay fotografías de lugares emblemáticos de la ciudad, entre ellos una obra del artista Miguel Ángel Prelato que mira al río desde la barranca y que contiene un poema de Aníbal dedicado al Paraná.
Turistas (fragmento)
Vienen con su semana o su quincena
despojada de horarios y rutina;
sin fábrica ni banco ni oficina,
sin colas, sin bocina ni sirena.
Les libera un fugaz libre albedrío
las sometidas, grises existencias.
Traen edénicas reminiscencias
y apeto de verde y sed de río.
Estos cortes (fragmento)
Esos cortes de luz a culquier hora,
bien mirados, son cortes por el eje.
Y, excepto el ciego que la luz ingnora,
¿hay quien por ese ausente no se queje?
Menos mal que a las calles ha bajado
la luna, con su clásico paquete
de talco, y en las calles lo ha volcado.
¡La usina de la luna anda al pelete!
La Secretaría de Turismo y Cultura municipal lo recordó en sus redes sociales con un poema y fotografías de sus libros.
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