A 35 años de la repatriación de los restos de Rosas: el acto en Vuelta de Obligado y la visita del presidente Menem a San Pedro
El avión que trajo el féretro aterrizó en Rosario, desde donde partió un buque de la Armada hacia Buenos Aires. Pasaron por Vuelta de Obligado, donde miles de personas rindieron honores, y pararon en el puerto San Pedro, donde bajó el presidente.
El sábado 30 de septiembre de 1989 arribaron a la Argentina los restos del Brigadier General Juan Manuel de Rosas, una repatriación cuyo plan había comenzado 27 años antes y que el recientemente electo presidente Carlos Menem culminaba como el primer acto relevante de su mandato.
Fue un hecho de importancia simbólica para la historia argentina, pero también para San Pedro: hubo un acto en Vuelta de Obligado, desde donde se rindieron honores cuando pasó el buque que trasladaba el féretro, y el presidente bajó en el puerto de San Pedro.

La repatriación de los restos de Rosas había tenido no sólo el obstáculo histórico de las diferencias políticas heredadas de su época. Su propio testamento señalaba que para ese regreso hacía falta, según palabras de Rosas: “Que en mi patria se reconozca y acuerde por el Gobierno la justicia debida a mis servicios”.
"En la unidad nacional nadie está obligado a renunciar a sus ideas ni a su juicio histórico", dijo Menem en el Monumento a la Bandera. "Al darle la bienvenida al Brigadier General don Juan Manuel de Rosas, también estamos despidiendo a un país viejo, malgastado, anacrónico, absurdo", señaló. Fue su primer discurso como máxima autoridad nacional.
Nueve días antes de aquella jornada, los restos de Rosas habían sido exhumados. Estaban sepultados desde 1877, poco antes de que cumpliera 84 años, en Swanthling, a unos kilómetros de Southampton, debajo de los de su hija Manuelita y de su yerno, Máximo Terrero.
El féretro —y otro ataúd donde colocaron huesos que se deterioraron en la manipulación— fue trasladado en un avión de la Fuerza Aérea a Francia, desde donde volaron para llegar a Rosario el 30 de septiembre.
Como recuerda la cobertura del entonces Canal 4, que repuso José Campos en las redes sociales bajo la denominación San Pedro TeVe, el paraje Vuelta de Obligado, una multitud se reunió para ver pasar el patrullero Murature, un buque donde supo funcionar un centro clandestino de detención de la dictadura cívico militar. En él iban los restos de Rosas por el Paraná, río abajo.
Los vehículos llegaban por el camino de tierra que unía San Pedro con el sitio histórico de la batalla que en 2010, durante el primer mandato de Cristina Fernández de Kirchner, volvió a tener el reconocimiento de hito histórico para la Soberanía Nacional.
En las paredes había carteles pegados que decían "En la Patria, Rosas", con una imagen de "El Restaurador". Varios helicópteros, patrulleros, personal de Prefectura, Bomberos, Policía y otras fuerzas custodiaban la zona.
Salvas de cañones saludaron para rendir honores al paso de Rosas, mientras aviones sobrevolaban la zona en señal de acompañamiento y helicópteros precedían el paso del Murature.
Dirigentes políticos, militantes, organizaciones sociales y políticas de diversos puntos del páis, vecinos y curiosos se acercaron al antiguo monumento de las cadenas para, desde la altura de la barranca, ver pasar los restos en barco.
El intendente Juan José Sánchez encabezaba la comitiva local oficial en el paraje histórico, y destacó que "las visitas que hizo Rosas a San Pedro son numerosísimas".
Entre los dirigentes entrevistados por Eduardo Campos para Canal 4 aparecen Lorenzo Miguel, de la UOM; el líder de la CGT, Saúl Ubaldini, quien agradeció el recibimiento de los sampedrinos y destacó la “jornada de emoción”.
También el luego gobernador bonaerense, Felipe Solá, qiuen también se mostró emocionado de estar en Vuelta de Obligado y destacó “la madurez del pueblo” argentino.
"Desde hoy en adelante, parece que nuestro país va vivir de triunfo en triunfo", dijo Alberto Merlo, la máxima voz de la música surera, presente para cantar La vuelta de Obligado.
"Me impactó cuando el presidente recordó los versos de Martín Fierro: los hermanos sea unidos", dijo Merlo antes de entonar los versos de Miguel Brascó que él mismo musicalizó.
También hubo lugar en el acto para los artistas locales. Entre ellos Stella Martínez, Joaquín Churruarín y el mayor representante de San Pedro en la música tradicional bonaerense, Roberto Ayrala.
"Palpitando de emoción / elevando alta la nota / por recibir al patriota / que defendió la Nación / Yo arranco del corazón, de mi guitarra enseguida / la trova más encendida de las épocas gloriosas / que don Juan Manuel de Rosas vuelve a su tierra querida", entonó el payador, ovacionado.
"En San Pedro se detuvieron. Cadetes militares subieron a la nave y presentaron trozos de las cadenas que se habían usado en la batalla. El presidente de la Nación, que acompañaba los restos desde Rosario, bajó en el puerto de San Pedro y desde allí continuó su viaje a la ciudad de Buenos Aires", recordó la crónica de San Pedro Te Ve.
El entonces presidente Carlos Menem había sido un asiduo concurrente a los actos de Vuelta de Obligado para recordar la gesta del 20 de noviembre de 1945, aun en tiempos en que la historiografía oficial pasaba de largo aquel combate, como uno más.
Antonio Cafiero, que era gobernador bonaerense y presidía la Comisión provincial de Homenaje, quiso que el buque con los restos de Rosas parara en Vuelta de Obligado, pero no lo logró.
De todas maneras, se encargó de convocar oficialmente al paraje histórico, que ese día fue, como dice la canción de Roberto Rimoldi Fraga, “un revuelo de ponchos rojos”.
La parada fue en el puerto de San Pedro, donde tras la presentación de los eslabones de las cadenas de la histórica batalla, Menem, acompañado por su esposa, la primera dama Zulema Yoma, dejó el buque para seguir viaje a Buenos Aires, mientras los restos de Rosas navegaban río abajo para llegar al otro día.
El 1 de octubre, en el Cementerio de la Recoleta, 137 años después del exilio, con un multitudinario cortejo que incluyó gauchos federales a caballo, los restos de Juan Manuel de Rosas fueron depositados en la bóveda familiar, donde todavía permanecen.
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