A 53 años del día en que "clausuraron" la iglesia Nuestra Señora del Socorro para defender al padre Celeste
El 14 de diciembre de 1970, el obispo de San Nicolás, Ponce de León, designó al frente de la parroquia al cura Roberto Amondarain, en reemplazo del padre Celeste. "El Movimiento Laico de San Pedro" impidió la toma de posesión y atribuyó la decisión a que el titular de la iglesia local no compartía "las ideas tercermundistas" del monseñor.
El 27 de diciembre de 1970, la reconocida revista Esquiú, difusora de las actividades católicas en el país, dedicó un informe especial a la parroquia Nuestra Señora del Socorro, que tituló "Rebelión en San Pedro".
Dos semanas antes, el 14 de diciembre de hace 53 años, un verdadero escándalo religioso había ocurrido en la ciudad: referentes laicos impidieron que el sacerdote Roberto Pedro Amondarain ―quien falleció en 2019 tras 53 años al servicio religioso en Zárate― se hiciera cargo de manera provisoria de la iglesia local luego de que el entonces obispo Carlos Ponce de León decidiera reemplazar al titular, el recordado padre Celeste.

Miembros del denominado "Movimiento Laico de San Pedro", con el luego intendente de facto durante la dictadura cívico militar Eduardo Luis Donatti a la cabeza, se opusieron al desplazamiento del cura Arturo Vespaciano César Celeste Parrillis, que tenía en ese momento 59 años.
Eran tiempos convulsionados en el país y en la Iglesia católica. En medio de las acciones revolucionarias en toda Latinoamérica nacidas al calor de la cubana y en pleno proceso de la creación de la denominada Nueva Izquierda, crítica con el proceso soviético del llamado "socialismo real del Este", las reuniones del Concilio Vaticano II, los papados de Juan XXIII y Pablo VI y su encíclica Populorum Progressio, apareció el denominado Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM).
Cuando sucedió lo que la propia revista católica Esquiú denominó "un episodio de extrañas características" y "un hecho poco común", habían pasado tres años del nacimiento del “tercermundismo” y uno de sus miembros más conspicuos, el recordado monseñor Carlos Ponce de León, fallecido en un dudosísimo "accidente" de tránsito en plena dictadura cívico militar en 1977, conducía la diócesis de San Nicolás como obispo.

Eran las 8.00 de la mañana del lunes 14 de diciembre de 1970 cuando Roberto Amondarain se presentó junto a otro cura de nombre Alfredo Kelly en la parroquia Nuestra Señora del Socorro con el documento firmado por el obispo Ponce de León que lo designaba de manera intrerina en reemplazo del padre Celeste.
A esa hora doblaron las campanas y un grupo de integrantes del Movimiento Laico de San Pedro se presentó para impedirlo. "¡Falso, falso!", gritaban ante la lectura de los considerandos del documento que apartaba a Celeste. Amondarian quiso calmar las aguas y aseguró que su desingación era interina, que estaría por apenas 60 días al frente de la parroquia. "¡Ni media hora!", reportó Esquiú que gritaron en la sede religiosa.
Para el Movimiento Laico de San Pedro, el desplazamiento del padre Celeste obedecía a que "no pertenece al Movimiento del Tercer Mundo". Lo que era cierto: el cura de San Pedro, que había nacido en la región calabresa de Italia, era un "tradicionalista", un "hombre intransigente en materia de fe", un "preconciliar", en alusión a Juan XXIII y la necesidad de "adaptar" la Iglesia para evitar dogamatismos que alejaran a los feligreses. Hoy diríamos un sacerdote más cercano a Benedicto XVI que a Francisco.

Los laicos tomaron la iglesia y la casa parroquial. Estaban decididos a impedir la toma de posesión de Amondarain, el cura nacido en Pergamino que había recalado en Zárate hacía cuatro años por mandato de Ponce de León. En la puerta de la parroquia Nuestra Señora del Socorro escribieron una leyenda con tiza: "Clausurado". Esquiú citó a Donatti sobre lo ocurrido: "Es una desgraciada pero necesaria medida".
El padre Celeste no se negó a la orden emitida por Ponce de León, pero los laicos impidieron su concreción. "Al obispo no le creemos nada", decían. Aseguraban que el proceso que derivó en la decisión de separar al cura de su cargo eran "nulos" y acusaron al monseñor de “antiiglesia”.
Los laicos se habían enterado del domingo anterior de lo que iba a ocurrir y se organizaron para impedirlo. Sabían de buenas fuentes que en San Nicolás estaban "cansados" de Celeste. Habían ocurrido algunas cosas. Entre ellas, reuniones en las que referentes religiosos les consultaron a dirigentes políticos qué pensaban sobre el párroco.
Eduardo Donatti refirió a la revista Esquiú que el padre Celeste, en misa, "alertó a la población para que tengan cuidado" con reuniones como las que promovía el sacerdote de la parroquia San Roque, Clemente Rodríguez Medina, quien invitaba a los padres de estudiantes del colegio a encuentros de no más de 10 personas. La renuncia que pidió Ponce de León citaba al menos dos sermones que habían tenido lugar el 1 y 2 de agosto de 1970.
"El padre Celeste no comparte las ideas tercermundistas de San Nicolás", dijo Donatti a aquella revista católica, que envió al periodista Guillermo Gruben a San Pedro para contar de primera mano e "ilustrar sobre la verdadera dimensión del conflicto", que fue tratado como un "escándalo" por otros medios nacionales.
Ponce de León había creado las parroquias de San Roque y San Pablo, lo que disminuyó la influencia de Celeste entre los feligreses, sobre todo en los barrios populares. En un importante encuentro religioso que tuvo lugar en 1969 en Pergamino, al cura de San Pedro no le permitieron hacer uso de la palabra. En medio de la actividad, se retiró no sin señalar que los discursos allí ofrecidos "contradijeron lo que conceptúo magisterio y enseñanza de la Iglesia".

En su publicación académica La resistencia de dos parroquias a las acciones episcopales en la Argentina del postconcilio —una la de San Pedro y la otra la de Anillaco, La Rioja— el historiador especializado en Iglesia Católica Darío Casapiccola repasa los hechos que protagonizaron Celeste y Ponce de León. El historiador da cuenta del intercambio epistolar entre ambos, en medio del intento de Ponce de León para que Celeste renunciara a su condición de "párroco inamovible".
Señala Casapiccola que el obispo consideraba "rebelde" a Celeste, al que cuestionaba por criticar a sus pares y a su propia autoridad, lo que, entendía, suscitaba el odio e impedía la evangelización. El cura, por su parte, según revela el historiador, "consideraba que el obispo no lo escuchaba y que los sacerdotes en los que monseñor Ponce de León se apoyaba para desarrollar su labor pastoral actuaban contra el magisterio de la Iglesia, fomentaban la lucha de clases y daban ejemplos concretos de secularizaciones en las filas de éste con escándalo de los fieles".
Hasta abril de 1971, cuando los sacerdotes Papaleo y Vallori Noguera quedaron al frente de la parroquia, todo fue complicado. Recién el 4 de enero, 20 días después de la fecha en la que llegó para hacerlo, pudo asumir Amondarain, pero sin capacidad de conducción: los laicos le habían vaciado la iglesia. Celeste, que se había alojado en una vivienda familiar sampedrina, recibió la prohibición de residir en la ciudad y lo dieron de baja como rector del colegio San Luis Gonzaga, el secundario religioso para varones.

Cuando Papaleo se hizo cargo en abril, Celeste había obedecido al decreto que lo removió del cargo y, no sin apelar su separación, se fue a La Plata, al Seminario Mayor. Asesorado por especialistas en derecho canónico, con el reconocido abogado rosarino Pedro Chiesa a la cabeza, presentó carpetas con los antecedentes del caso para entregar a la Comisión Permanente del Episcopado Argentino y al Secretario General del Episcopado. La apelación llegó al Vaticano.
La Santa Sede se expidió a su favor el 26 de octubre de 1971. Obligó a Ponce de León a reponer a Celeste como cura párroco. Como no había otra parroquia de las características de la de Nuestra Señora del Socorro, el obispo, a regañadientes, decidió reponerlo en la misma iglesia, tras consultar con la por entonces todavía Sagrada Congregación para el Clero, hoy Dicasterio para el Clero, institución fundada por Pio IV en el siglo XVI.
Tras recibir la buena noticia y acompañado por feligreses sampedrinos, a bordo del buque Augustus el cura zarpó con destino a Roma a agradecer al Papa Pablo VI, con quien celebró la Misa del Gallo ―a las 00.00 del día de Navidad de 1971―, ubicado a dos personas del Máximo Pontífice, transmitida por televisión para todo el mundo.

A su regreso, el 23 de abril de 1972, el sacerdote Arturo Celeste retomó su cargo como titular de la parroquia Nuestra Señora del Socorro. Los laicos de San Pedro le habían ganado a Ponce de León y el cura párroco ejerció como tal hasta el 1 de septiembre de 1980, cuando lo reemplazó Marcelino Navailles, otro cura muy recordado, al punto de que una calle lleva su nombre.
Alguna vez en las páginas de La Opinión Miguel Ángel Bordoy contó que fue él quien le dio la noticia al padre Celeste sobre la muerte del obispo Carlos Ponce de León. "¿Tenés alguna duda de que Dios existe?", dijo Bordoy que le respondió el cura ante la novedad que llegaba de San Nicolás.
El 11 de julio de 1977, el Renault 4 que conducía el obispo a la altura de Ramallo por ruta 9 chocó con una camioneta. Hasta 2004, cuando el fiscal federal Juan Patricio Murray pidió la nulidad de lo actuado judicialmente, el caso pasó como un “simple accidente”.

Para el fiscal Murray, la muerte de Ponce de León pudo haber sido pergeñada "por parte de las autoridades militares del área Militar 132", que conducía el fallecido y condenado por crímenes de lesa humanidad coronel Manuel Saint Amant.
El padre Celeste murió en 1985, ya retirado de la actividad pastoral. Había sido ordenado sacerdote en La Plata en 1937. Nueve años después, en 1946, se convirtió en el cura párroco de Nuestra Señora del Socorro, donde ejerció hasta su retiro gracias a la defensa que hicieron de él los laicos en aquel diciembre de 1970.
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