Abanicos: el recurso que alumnos y docentes llevan en su mochila
Tereré, agua con hielo y conservadoras son algunas de las herramientas que llevan alumnos del secundario para sobrellevar las horas de clases durante la ola de calor. El abanico es la estrella: viejos, nuevos, tipo paleta o fabricados con papel.
Ante esta ola de calor, aquellas escuelas que decidieron no suspender las clases se colmaron de abanicos que se convirtieron en el reemplazo rápido para afrontar la falta de ventiladores y aires acondicionados
Esta semana están previstas temperaturas que rondan los 37 grados de máxima, acompañados de la alerta de ola de calor que afecta a toda la ciudad de San Pedro, pero exclusivamente a los alumnos de diferentes instituciones educativas, ya que la falta o mal funcionamiento de los ventiladores hace que el calor sea más agobiante dentro de un salón con 30 personas. Diferentes alumnos de diferentes escuelas enviaron sus reportes a La Opinión pidiendo que se haga visible la situación que viven y en lo posible, hacer entender a los directivos que la suspensión temporal de las clases era lo mejor.
“¡Hola, Buenas tardes!, queríamos decirles si pueden sugerir suspender las clases la semana que viene por esta ola de calor”, fue el mensaje que enviaron varios usuarios al Instagram de Sin Galera.
Ante la respuesta nula o negativa de los directivos, los adolescentes utilizan varios métodos para mantenerse lo mas frescos posibles en el transcurso de la tarde, agua con hielo, conservadoras, “tererés” y la más destacada que, los docentes también implementaron, el abanico. Este objeto de utilidad, que también se ha visto como accesorio desde hace siglos en muchas culturas del mundo ha vuelto a retomar importancia. Los abanicos de la abuela que estaban guardados, los que se compran en un bazar e incluso los caseros, hechos con papel plegado de tal manera que cumpla la misma función que un verdadero abanico.

Los precios oscilan desde los que se venden en librerías o cotillones en paquetes de 20 unidades con distintos estampados por 4200 pesos a los lujosos de nácar que cotizan como antigüedad o los que exhiben telas con pinturas de diseño exclusivo. Bien vale la hoja de carpeta, el cartón o la cartulina y si se puede uno plástico plegable que puede costar de 350 a 1000 pesos según sea una simple paleta o un despegable.
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