A las 11.30 de este jueves le dieron el último adiós en el cementerio Campanas de Paz a Ana Rosa Antonia Langlois, Anita, la histórica productora frutícola local, quien falleció a los 93 años.

Miembro de una familia originaria de Francia que supo ser pionera en la producción frutal de San Pedro, Anita dedicó su vida al campo y a la producción, sin abandonar nunca, aún en sus últimos años de vida, el vínculo con la tierra.

Ella y sus dos hermanas se criaron entre el campo y la ciudad, entre la casa de calle Pellegrini de los abuelos y la estancia Río Paraná, en Vuelta de Obligado, donde, contó alguna vez, había “una casa preciosa” donde disfrutó su infancia.

Mientras cursaba la primaria en la escuela 5 del paraje histórico, entre plantas frutales, caballos y pajaritos, Anita Langlois construyó el inquebrantable vínculo que tuvo con la producción rural, a la que se dedicó desde muy joven.

Cuando Juanita Lafalce la incluyó en su ciclo de entrevistas sobre la infancia de personajes locales, Anita le contó que sus juguetes favoritos eran su caballo Arbolito, sus perros y su bicicleta, que la acompañaron en esa infancia rural que la formó “haciendo travesuras, subiendo a alguna planta”.

En los últimos años concentró su actividad en su campo camino a Río Tala, que recorría en persona incluso para ahuyentar a los cazadores ilegales que irrumpían con perros en su monte, una actividad de la que, como tantos productores rurales, la tuvo como protagonista de reclamos constantes.

En 2017, cuando San Pedro cumplió 110 años desde la declaración de ciudad, fue parte de un selecto grupo de personalidades que la Municipalidad eligió para homenajear como parte de quienes forjaron la historia grande del pueblo y fueron parte de su crecimiento.