Adiós a Juana Barbarito: “Nos deleitaba con su poesía”
Reconocida por sus poemas y sus relatos, su bicicleta y sus perros, falleció a los 80 años en San Nicolás, donde estaba internada.
La reconocida vecina Juana Barbarito falleció el pasado 8 de julio a los 80 años en San Nicolás, donde estaba internada. Famosa por su bicicleta y sus perros, sus poemas y sus relatos, dejó huella en quienes la conocieron.
Andrea Barraza honró su memoria en un mensaje que hizo llegar a La Opinión junto con una foto que la muestra en uno de las tantas actividades relacionadas con la literatura de las que participó a lo largo de su vida.
“Quienes tuvieron el agrado de conocerla recibieron la triste noticia. A quienes hemos tenido el agrado de compartir encuentros literarios, hoy nos entristece su partida”, dijo Andrea.
“Esperamos que Juanita encuentre paz en el lugar que hoy se encuentre y que sea una estrella más que brille. Con cariño la recordaremos siempre siempre”, agregó.
“Esa fotito fue tomada en unos de los encuentros literarios realizados aquí en San Pedro, donde Juanita nos deleitaba con su poesía”, explicó sobre la imagen que acompañó su mensaje.
Juana Barbarito amaba a los perros y en el año 2012, a través de la sección Comunicándonos de La Opinión, despidió a un perro negro al que le daba comida y nunca más vio aparecer. En su texto generó empatía con los animales y expresó:
“Hay una canción muy linda de un compositor francés, Charles Trenet, que dice ‘Ay, qué pena me dan los perritos de la calle que no tienen hogar’. A mí también. Además, cuando yo era chica el Dr. Comolli, amigo de mi papá, dijo ‘Es sensible la niña’. Gracias vida, no me quites nunca la sensibilidad”.
A Juanita se la veía siempre en la zona de su casa, en 25 de Mayo al 600, en proximidades de plaza Belgrano, en las oficinas de Anses y también en la Biblioteca Popular y la plaza Constitución.
Un verdadero personaje de la vida cotidiana local a quien el poeta Marino Fabianesi le dedicó el soneto Flor quebrada:
Como una flor quebrada a la que el viento
de la vida sus pétalos desgrana
allí anda ella, resquebrajada Juana
con sus rizos, su ser y su tormento.
A sus ragos de muñeca el pavimento
los ignoró con su memoria insana
y de su infancia de seda y porcelana
sólo queda algún lejano intento.
Ella, que fue la niña más mimada,
bello clavel que se se secó en la nada
¿qué traición final le robó la vereda?
Ya ni un perro sigue la bicicleta,
apenas una rama le hace de muleta
y marcha con lo poco de niña que le queda.
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