Adolescentes: selfies en el supermercado porque no hay shopping
Los lugares menos esperados son recorridos por los más jóvenes.; es así como los bazares, las ferias americanas e incluso el Vea se volvieron sitios de paseo, diversión y encuentro.
Generalmente, cuando se imagina a los jóvenes pasando su tiempo libre, no se tiene certeza sobre en qué lo utilizan, es por esto que, La Opinión, se sorprendió al ver que un grupo de adolescentes recorría el supermercado Vea, y se sacaba fotos en el interior del ascensor o en la escalera mecánica. La duda pudo más y decidimos acercarnos para consultarles sobre lo que estaban haciendo.
Habitualmente, observamos a los chicos de nuestra ciudad pasando la mayor parte del tiempo en sus casas, y cuando salen a reunirse con sus amigos, los vemos bajando en grupos al club, recorriendo el centro, yendo a fiestas, o al Paseo Público, entre otros lugares.
Claro que al consultarlos, la ausencia de opciones y variantes accesibles para todos genera la necesidad de apelar al “ingenio” para pasar el tiempo; ese tiempo, que ya no es solo juntarse a tomar mates sentados en algún banquito de la plaza, y que se transforma en paseos improvisados en locaciones sumamen ocurrentes.

Últimamente, el furor por lo “aesthetic”, es decir, por aquello que es bello a la vista, modificó los puntos de encuentro y las cosas que son la atracción de un cierto sector de la juventud. Las formas de pasar el tiempo y de divertirse van cambiando, y hoy, las piedras energéticas, los sahumerios, la astrología, la ropa de segunda mano, los bazares de maquillaje, la vista al río, los pantalones anchos, ir a merendar, la fotografía e incluso, recorrer el supermercado Vea son de las actividades más elegidas entre algunos de ellos en nuestra ciudad.

Al preguntarle a este grupo de chicas de entre 14 y 17 años sobre qué tipo de lugares suelen visitar tanto ellas como sus amigos, respondieron: “vamos al Vea, generalmente solo a pasear”. Fue una sorpresa y, obviamente sobrevino la consulta para saber qué es lo que hacen allí, “solo vamos a pasear y ver qué cosas hay” explicaron “o a sacarnos fotos en el ascensor” agregaron sin más explicaciones que la que indica que son muy pocas opciones para la diversión o el entretenimiento.
Hablaron además de otra opción poco imaginable para el mundo adulto: un bazar con góndolas repletas que permiten pasar un buen rato en el interior, mirar precios y a veces comprar “algo que no necesitamos”, dijo una de ellas, “está bueno porque hay un poco de todo y podes pasar un rato mirando qué hay” concluyó.
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