Hola Lili:
En el día de ayer los habitantes de San Pedro soportamos las consecuencias de la irresponsabilidad y la ignorancia, ya que durante toda la tarde sufrimos la contaminación del aire como resultado de un gran incendio provocado por la quema de basura en Crucero General Belgrano y Ruta 1001. Hay que destacar que la quema de residuos está prohibida, y el humo que se desprende de la misma es probadamente cancerigeno.
Todos debiéramos interesarnos por este tipo de problemas ya que afecta la salud de las personas que vivimos en esta ciudad.
Cada día, lamentablemente, nos enteramos de nuevos casos de cáncer. Yo me pregunto cuánto tendrá que ver con esto la contaminación que padecemos. Cabe recordar que el basural a cielo abierto que hay a pocos metros de la población es otro foco de contaminación, donde periódicamente se queman residuos.
El humo de la quema de residuos es cancerigeno y afecta sobre todo la salud de los niños. Las dioxinas, son Compuestos Orgánicos Persistentes (COP’s), sustancias sumamente tóxicas aún en muy bajas concentraciones, persisten en el medio ambiente por períodos prolongados sin degradarse, se concentran en los tejidos grasos de los organismos vivos, se van acumulando a medida que asciende la cadena alimentaria (proceso llamado biomagnificación), y se transmiten de la madre al bebe durante la gestación o la lactancia.
Por otra parte, estos compuestos pueden ser fácilmente transportados tanto por agua como por aire, desde el lugar de la quema a puntos muy alejados.
Las dioxinas son causantes de una variedad de problemas en la salud, incluyendo malformaciones congénitas, desarrollo anormal del feto, alteraciones en el sistema inmunológico y en el sistema hormonal, desórdenes en el comportamiento, aumento en la incidencia de diabetes, retraso en el desarrollo y cáncer. Han sido clasificadas como “Cancerígeno Humano Cierto” por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer, dependiente de la Organización Mundial de la Salud.
¿Hasta cuando? Hasta cuándo vamos a mirar para otro lado y permitir que enfermen a nuestros hijos silenciosamente.
Liliana Tonini
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