Alejandro García: el compromiso de un bombero voluntario en el derrumbe del hotal de Villa Gesell
El sampedrino fue convocado para trabajar en el rescate de personas entre los escombros del hotel Dubrovnik. Pertenece a un grupo especial preparado para hechos devastadores, como terremotos, bajo la supervisión de Naciones Unidas. El rol ante situaciones donde se debe enfrentar la tragedia.
Alejandro García es docente, médico veterinario, bromatólogo, auditor para el Ministerio de Desarrollo Agrario, bombero por pasión y, además, miembro del grupo de rescate USAR.
El integrante de una reconocida familia sampedrina en estos días ha estado trabajando en Villa Gesell, donde aún se cumplen las tareas en el Hotel Dubrovnik, que se derrumbó días atrás y que, hasta el momento, dejó el saldo de tres personas fallecidas y otras cinco aún desaparecidas.
García pertenece al Cuartel 80, es decir, a los Bomberos Voluntarios de San Pedro. Su rango es suboficial ayudante y desde hace 15 años participa del Sistema Nacional de Búsqueda y Rescate Urbano (USAR, sigla en inglés).
A su vez, ésta integra una red mundial de más de 90 países y organizaciones bajo la supervisión de las Naciones Unidas, que apunta a establecer normas internacionales mínimas —aprobadas en 2002— y una metodología para la coordinación internacional de respuesta ante terremotos.
“Para nosotros fue la primera prueba de fuego. Lo sucedido en Villa Gesell se trata de un colapso apilado, que así se denomina, o tipo panqueque, lo cual la probabilidad de supervivencia es baja, lamentablemente, por tratarse de 10 pisos”, explicó García, que demuestra un compromiso alto con la ayuda humanitaria.
En detalle, agregó que el caso del hotel gesellino es complejo: “Son unas losas de 300 mm. Hay que trabajar constantemente y con equipos específicos, porque tenés que hacer rompimiento, y generalmente al rescate se lo hace levantando las losas de un tamaño determinado con una grúa. Esta va levantando por capas, como si fuese una cebolla”.
También destacó que la metodología obedece a un trabajo mancomunado, “por más que seamos equipo”, y que están obligados “a trabajar interinstitucionalmente por procedimiento, es decir, con fuerzas de tareas de la Policía, Ejército, Bomberos, Defensa Civil, Cruz Roja, entre otros. Nos abocamos a la tarea de una manera técnica y específica, bajo procedimientos que son muy intensos”.
Bajo un entrenamiento riguroso y una profunda pasión por su trabajo, estos hombres se convierten en un recurso excelente para salvar vidas en momentos críticos, donde afrontan desde habilidades técnicas hasta una fortaleza emocional que les permite actuar con determinación.

Siempre asoman cuando son convocados para enfrentar la tragedia, dejando de lado sus obligaciones personales y profesionales.
El compromiso de García, como todo bombero voluntario, es solidario y un símbolo de lo que representan sus labores ante la comunidad. Son aquellos que, en situaciones devastadoras, como el derrumbe en Villa Gesell, se destacan por su valor y dedicación.
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