Apuro electoral: abrieron la Plaza Constitución en precarias condiciones
El sábado al mediodía quitaron las vallas que rodeaban la emblemática plaza "de la iglesia". Allí quedaron al desnudo los canteros y las plantas poco propicias para justificar una inversión de 60 millones en un predio que desde lo histórico y lo arquitectónico caracteriza a la ciudad.
A “puro soplete” para quitar el polvillo y con la visualización del blanqueo de los bancos de cemento no alcanzaron para alegrar la vida de la histórica plaza central de la ciudad. Veredas con baldosas instaladas a velocidad record, discusiones entre los jornaleros contratados por la empresa adjudicataria de la obra, cortes profundos en las raíces del arbolado y canteros tratados como “almácigos de huerto” fueron el corolario de la premura con la que para llegar a la jornada electoral el municipio de San Pedro pretende satisfacer al ciudadano. Apenas se publicaron las fotos arreciaron los comentarios de quienes la ven muy linda, los que piensan en otras prioridades, los que evalúan la improvisación y casi nadie que evalúe el impacto que una remodelación de las dos manzanas que ocupa la Iglesia Nuestra Señora del Socorro y su campanario, el monumento al General San Martín y la fuente requieren de algo más que cemento, pintura y “plantitas” para mantener su función identitaria.
Agapantos moribundos, margaritas amarillas que habrá que disciplinar para que no se conviertan en matorrales y geranios terrestres cuya necesidad de caudal de riego es inversamente proporcional a la de sus compañeros de espacio verde, emulan lo ya sucedido en el boulevard costanero, donde reina la desidia y el mal gusto. Obviamente los canteros cuya tierra no fue renovada y tratada para dar vida a la naturaleza harán oír la queja apenas se precipite la primera lluvia.

Por la mañana temprano intentaban colocar los bolardos que ya caracterizan a la peatonal sin presumir que aún hay una gran parte de la población que aprecia su pasado, su patrimonio y pretende la restauración y puesta en valor de sus espacios públicos.

Para sorpresa de todos y cuando esta primera etapa de la obra quedó al desnudo, no estaban las glorietas, los bancos de plaza, los senderos de polvo de ladrillo que brindaban armonía al paisaje y hasta los tachos de basura se montaron sobre estructuras absolutamente ajenas al criterio estético que impera en el diseño urbano.

Hay que recordar que el dinero destinado a esta obra proviene del Fondo de Obras Públicas Comunitarias que tuvo que ceder Coopser tras aprobarse el traspaso de los montos acumulados en el Concejo Deliberante. Ese dinero que cada sampedrino ahorra cuando abona su factura de luz, no se utilizaba desde hace tiempo motivo por el que, salvo unos cincuenta mil dólares que estaban a resguardo, el resto se devaluó al compás de la decisión de colocarlo a plazo fijo y abonar a los “administradores” un canon mensual precisamente por mantenerlo guardado. En el caso de la plaza, estiman en más de sesenta millones de pesos los destinados a las dos etapas en las que se programaron las tareas.
El resultado está a la vista y este es el único lugar que cuenta con un sistema de riego que hace más de una década instaló la empresa Arcor para mantenerla apadrinada.

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