Arbolado público: visita al Vivero Azimonti para aprender cuánto tardan en crecer hasta llegar a una vereda
[VIDEO] Como viverista de raza, Alejandro le hizo frente a la helada desde su establecimiento en ruta 1001. Plantar, cuidar, regar, podar, dejar helar, volver a intentar y aprender a proteger a las autólctonas y las exóticas. El recuerdo de Codefar y la necesidad de concientizar a la población.
El vivero familiar transita a paso firme con la tercera generación y con esa experiencia de años Alejandro Azimonti explicó en Sin Galera cómo debe cuidarse un árbol para que de buena sombra.
Este nieto e hijo de viveristas tomó como ejemplo un lapacho rosado y explicó que la planta crece el primer año en invernáculo desde que es plantín y que después, al cumplir un año, debe sufrir una helada para fortalecerse.
Cuando el ejemplar llegue aproximadamente a los dos metros estará listo para trasplantar con ciertos requisitos para no dañar la vereda donde quede ubicado.
Al cumplir cuatro años la planta ofrecerá una frondosa sombra. La poda anual y responsable es el secreto para cuidar el árbol. Una vez lograda su forma, no es necesario el corte de ramas.
Si la especie elegida es el lapacho para arbolado público, se necesitarían 15 plantas por cuadra a un valor de $ 1.500 por plantín y demorarían dos años en llegar a la altura ideal para emplazarlos en vereda.
Pero, claro, hay miles de variedades y las autóctonas, los naranjos amargos, las tipas, los jacarandaes, los acer en todas sus variedades o los ceibos también pueden vestir una ciudad como San Pedro. Sólo hay que aprender, asesorarse y proponer volver a llenar de verde las manzanas.

Tras la lección, Azimonti manifestó que es una pena que en la ciudad de los viveristas tengamos escaso arbolado público y destacó la labor efectuada años atrás en el Paseo Público.
Destacó la selección de especies que combinaran colores y formas acordes y que pese a que no eran autóctonas propiamente dichas, prosperaron de manera tal que hoy son remanso.
Mucho que aprender de excelentes maestros y mucho para poner en práctica en una ciudad donde se ha perdido el respeto por quienes nos oxigenan la vida.
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