Buque Museo escorado: aseguran que "no hay riesgos" y que hay "monitoreo permanente" por la bajante del río
El caudal del riacho muestra una tendencia a la baja, lo que provocó que el General Irigoyen vuelva a escorarse. Defensa Civil monitorea con su embarcación la situación. Informaron que el buque escoró a "entre 8 y 12 grados", lejos de los 40 que llegó a tener el año pasado, y que las amarras que dispuso la Armada en esa oportunidad "son sólidas", por lo que el riesgo "no es el de la última vez".
El buque museo General Irigoyen volvió a escorarse en los últimos días, producto de la bajante del río Paraná, que este lunes midió 0,74 metros en el puerto local, casi 1,20 m que el primer día del mes, tendencia que además se mantendrá en las próximas semanas.
La situación provocó alerta entre vecinos que la detectaron y se preocuparon, atentos a lo que ocurrió el año pasado y en 2020, cuando hubo que recurrir a buzos de la Armada para resolver la problemática y adrizar el barco.

El secretario de Cultura, Turismo y Educación, Mariano Arnal, dijo a La Opinión que no hay riesgo en la actualidad porque "las amarras que están ahora son las adecuadas".
La situación del buque es monitoreada por la Dirección de Defensa Civil, cuyo titular, Fabio Giovanettoni, explicó en diálogo con este medio las medidas que tomaron y las tareas que desarrollan para monitorear la situación.
El funcionario señaló que la proyección de la bajante indica que no será a los niveles del año pasado, por lo que el riesgo es menor, pero que además el buque museo tiene ahora "un sistema de amarras más fuerte, más sólido, que nos dejó la Armada el año pasado".

Explicó que la tarea que hizo la fuerza con los buzos en esa oportunidad permitió colocar todos los elemento tapa rumbos necesarios, por lo que ahora "no hay ningún tipo de filtración como los que había", sino que "si bien algo de agua entra, es mínimo, y tenemos una bomba con la que se está sacando cada tres días".
Dos veces por semana, agregó Giovanettoni, monitorean la situación del lado del riacho con la embarcación de Defensa Civil.
"Todo esto no impide que el barco escore, por el nivel del agua, pero hasta el momento no hemos superado los 12 grados, oscila entre 8 y 12. Cuando ocurrió el incidente, el año pasado, llegó a estar a 40 grados", detalló.

Giovanettoni mantiene, además, un contacto permanente con personal de la Armada para el control preventivo del buque. "Ante la bajante, el barco tiende a irse, pero tenemos personal controlándolo permanentemente", aseguró.
Cuando colocaron las nuevas amarras, participó personal del Puerto San Pedro, que también fueron convocados para observar cómo están y si la tensión es la correcta, señaló el director de Defensa Civil.
"El gran desafío es, a mediano plazo, definir qué hacer con el buque museo. Hay alternativas que nos sugirió la Armada, como un puerto seco, hay distintas variables que ameritan un análisis interdisciplinario y hay que ver los costos", indicó.
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