Hay muchos modos de transitar la adolescencia: las formas en que se experimentan los años de crecimiento y madurez corporal están profundamente influidas y condicionadas por la cultura, la época, el género y la diferenciación social.
No viven de igual manera su adolescencia varones o mujeres y la condición de clase es de real importancia.
El cuerpo es vivido y percibido en función de la cultura. En los sectores más empobrecidos existe una menor capacidad de dirección y actuación sobre el propio cuerpo, careciendo de la posibilidad de utilizar diferentes dispositivos sociales que actúan sobre el cuerpo controlando su aspecto y presentación pública (alimentación, gimnasia, vestimenta), o de incidir sobre la reproducción y sobre la salud ( a través del uso de métodos anticonceptivos), estos aspectos sin lugar a dudas se ven condicionados por la situación económica, siendo el acceso a los servicios de salud más restringido y de menor calidad que en los sectores medios.
En los sectores medios el uso de métodos anticonceptivos suele ser precedido por visitas desde temprana edad a ginecólogos. Además se han instalado códigos diferentes respecto de la sexualidad y la permisividad. Las jóvenes de este sector en general revindican el derecho a disponer de su propio cuerpo y a ejercer su sexualidad.
Todo ocurre en un contexto en el que la sexualidad ya no es tan prohibida, lo cual genera una sensación de confianza y seguridad sobre el propio cuerpo. Esta confianza a su vez es consistente con la confianza en poder dirigir la propia vida, estudiar, elegir la carrera y eventualmente la profesión, pensar en viajar, conocer.
En cambio en los sectores más empobrecidos las mujeres no suelen disponer de esas alternativas y la maternidad se presenta como la única vía de realización personal.
Florencia Ferro
Técnica en Minoridad y familia, Mat. 13357
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