Comida y una máquina de coser para el Merendero de Raquel
"Estamos muy pobres", dijo la referente barrial que no pertenece a partidos políticos ni movimientos sociales. Dijo que en los últimos días aumentaron los pedidos y que la comida es escasa. Necesitan una máquina de coser para la fabricación de buzos con tela de jogging que les han donado.
“De los años que hago esto es la primera vez que logro que un grupo de madres aprenda a coser y bueno, estamos mirando otra cosa, no es solamente venir al comedor a buscar la mercadería, si no que produzco y gano, esa es la idea”, dijo Raquel Altamirano en Radio Cuarentena.
El merendero que es refugio desde hace años para decenas de chicos que acuden al lugar está pasando por una situación delicada: “Está viniendo mucha gente que no está anotada, acá hay anotadas 150 personas entre grandes y chicos, eso es lo que está anotado y más o menos vamos tirando, pero estos últimos días ha venido mucha gente que no está anotada y que le voy dando lo poquito que puedo, pero viene gente realmente mal, muy mal. Que necesita”, dijo la referente barrial que no responde a partidos políticos ni movimientos sociales.
“es hambre, comen salteado”
Raquel Altamirano
“Nosotros desde acá tratamos de que las mujeres cocinen, que se ordenen, que aprovechen bien los alimentos”, dijo Raquel tras difundir una nueva conquista: la venta de prendas de vestir que fabrican con una pequeña máquina de coser.
“Estamos confeccionando buzos muy de a poquito, al ritmo que van aprendiendo las madres a coser. Son 20 y pico, pero hay un grupito de cinco que ya están bastante adelantadas a la costura. Yo les enseño. En algún tiempo estudié”. Las prendas pueden apreciarse el muro de Facebook de la responsable del hogar y hay un teléfono para comunicarse: 3329 330989.
Un grupo de motoqueros que viajaba a San Pedro comenzó a traer donaciones, entre ellas una mujer que fabrica prendas deportivas trajo una partida de retazos de tela para jogging. De allí en más comenzaron a cortar y diseñar para lograr una recaudación que permita comprar alimentos o ingredientes para fabricar pan casero y multiplicar la posibilidad de asistencia.
“A mí la costura me apasiona. No teníamos máquina y lo volví loco a Sánchez (N.de la R: Walter, el secretario de Desarrollo Humano) hasta que me trajo una máquina chiquita, que no es la que realmente necesitamos, necesitamos una máquina más grande, pero bueno nos estamos defendiendo. Yo pedí en la Cooperativa Las Canaletas, pero no las pueden mover a las máquinas. Pedí prestadas hasta que nosotros nos armáramos”.
Ahora el desafío es conseguir una máquina de coser con mayor capacidad de confeccionar prendas y tal vez alguna de las que se suelen distribuir gratuitamente como microemprendimientos pueda llegar al taller que ahora funciona en casa de Raquel Altamirano.

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