Crimen de Naiara: Elsa Romero dijo que “fue una emboscada” y repasó la vida de su nieta
La abuela de la joven asesinada tuvo acceso a todo el expediente judicial y este sábado en Sin Galera repasó aspectos relevantes del caso. Además, contó su vida, la de su nieta y el esfuerzo que hizo en momentos en los que la joven comenzó con problemas de adicción. Detalló además qué pasó con el hijo menor de Naiara, que está al cuidado del padre, al que consideran "no apto" para ello.
El sábado, a casi tres semanas del asesinato de Naiara Durán, su abuela, Elsa Romero, dialogó en profundidad con Lilí Berardi en Sin Galera sobre el caso, la vida de su nieta y la propia, la problemática de las adicciones, los pasos judiciales y el futuro de los tres hijos que tenía la joven de 25 años.
Elsa Romero repasó que ese domingo Naiara había ayudado a su prima Antonella, a quien detuvieron en un primer momento para evacuar sospechas, que en su casa, ubicada en el mismo terreno que el de la joven, tenía “una base de Cecilio” Salazar para las elecciones. “Habían estado doblando boletas”, contó.
“Se querían mucho, por eso cuando la detuvieron al principio yo nunca creí” que fuera ella, dijo. Recordó que habían comido chorizos en el patio que compartían y que Naiara salió de la casa para comprar cervezas y cigarrillos. Ahbía pasado, también, por la casa de una tía a la que le dijo que esa noche iría a acompañarla.
“Se fue y nunca más la vimos. De ahí arrancan después con las cámaras de San Pedro y es que ella en vez de salir para su casa salió para allá”, señaló, en alusión al recorrido registrado que la ve llegar a la vivienda de Primera Junta y Bottaro, donde la mataron. “¿Qué fue a hacer? No sé”, dijo Elsa.
Romero informó que tuvo acceso a todo el expediente judicial que tramita en la Fiscalía N° 7 que conduce María del Valle Viviani. Confirmó que a Naira le asestaron siete puñaladas: “Una en la espalda, al costado, detrás de la oreja. ¿Para qué tanto? ¿Por qué tanta alevosía?”.
“Yo quiero que paguen todos, todos porque a mi me arrancaron la vida, a mi, a mi marido, a los hijos”, dijo y contó que la nena mayor está en Azul, con sus abuelos, y que el hijo que tenía con Francisco Vlaeminck, detenido junto a su actual pareja Daiana Franco por el crimen, está con la hermana de él. “Está muy bien, no tiene nada que ver la chica con este hombre”, señaló.
Elsa Romero estuvo junto a su hija Tamara Durán, madre de Naiara, en la Comisaría de la Mujer por la situación desatada con el padre del hijo menor de la joven, de un año y seis meses, quien se lo llevó cuando estaba con la niñera y a pesar de la oposición del resto de la familia hizo valer su derecho de progenitor y viajó a Rosario, de donde es oriundo, con la criatura.
Contó que la abogada de él instó a la familia para que le permitieran ver a su hijo y que, en ese marco, en uno de los encuentros con la niñera se lo llevó, por lo que radicaron las denuncias y tomaron intervención las autoridades, entre ellos el Servico Local de promoción y protección de los derechos del niño.
La familia de Naiara considera que el padre “no está apto” para cuidar del nene, por lo que comenzaron a dar los pasos judiciales para tramitar la guarda. “Es alcohólico y drogadicto, no tiene dónde vivir y es violento”, denunciaron.
Como le asiste el derecho por ser el progenitor, no pudieron evitar que se vaya a Rosario con el niño. “Se lo dieron como dar a un perrito, así porque era el padre ¿así que porqué es el padre tiene derecho a llevarlo a una mala vida?”, se quejó Elsa Romero.
La abuela de Naria contó que funcionarios del Servicio Local le dijeron que “el nene estaba en los semáforos cuando estaba con su mamá también”, puesto que el padre es malabarista y uno de los reclamos era que lo llevaría a la vía pública en el marco de esa actividad “porque con un bebé te dan más”.
“Su mamá lo cuidaba y estaban un rato una hora o dos horas y se iban a la casa de mi nieta donde teníatodas las comodidades”, dijo Elsa Romero y agregó: “Se iban a un lugar confortable, calentito, comían, cenaban, almorzaban, desayunaban, merendaban, los chicos estaban bañados y bien”.
En ese marco, cuestionó: “Para toda la comitiva está bien que se lo lleve si total iba a hacer la misma vida que hacía con la madre y no, no es así, porque él ahora va a andar en los semaforos y no sé a dónde va a parar, en qué villa o en qué lugar”.
Los problemas de adicción del padre del niño también afectaron desde muy joven a Naiara. Cuando iba a la secundaria, contó Elsa, empezó a fumar marihuana y su decisión, como adulta responsable, fue internarla en un centro de rehabilitación.
“Yo me hago cargo de que metí la pata de internarla porque me asusté, no sabía lo que eran las drogas y pensé que era lo peor fumar un porro y la interné”, dijo y aseguró: “Si el chico no se quiere internar, que quedé claro esto para las demás personas, no le hacés bien. Porque si no saben tomar cocaína, aprenden; si no saben fumar con las pipas esas, aprenden”.
Cuando repasó las dificultades que atravesó Naiara de niña, como la muerte temprana de su padre y de su abuela materna, Elsa Romero habló de sí misma, puesto que ella también tuvo una infancia dura, marcada por la violencia, la pobreza y las heridas que dejan marca.
“Si tenemos que empezar a hablar de mi no te alcanza el programa”, le dijo a Lilí Berardi en un tono confidente que la animó a repasar episodios muy duros de su niñez y adolescencia. “Aprendí a defenderme a los puños o como sea, la vida me llevó”, señaló.
“Tengo quinto grado, no terminé la primaria y siempre me dedique a leer libros, a estar instruida, porque de estudio, nada, cero. Pero bueno, es por eso el nombre mío. Y hay cosas que han hablado de verdad y otras no, pero yo no me llevo por el qué dirán”, concluyó.
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