Cruz Roja: decretaron “cese de actividades por tiempo indeterminado” en San Pedro
El interventor Oscar Mendoza estuvo en la ciudad y les dijo a los voluntarios que la situación es indefinida y que el riesgo de cierre de la filial local sigue en pie. Las refacciones en la sede de Yrigoyen y Rivadavia costarían alrededor de 3 millones de pesos. Aunque hubo ofrecimientos para funcionar en otro lado, el responsable de la intervención se opuso.
La situación de la Cruz Roja filial San Pedro empeora a medida que pasan los días desde que se conoció la intervención que la central dispuso por irregularidades administrativas detectadas a la hora del traspaso de autoridades de la comisión que presidió durante varios períodos Marisa García, que no podía renovar su cargo.
Como adelantó La Opinión, se esperaba una reunión con el interventor Oscar Mendoza con los voluntarios que conviven con la incertidumbre respecto de la continuidad de la Cruz Roja en el disrito, una duda que no se disipó en ese encuentro, que tuvo lugar el martes.
El interventor anunció en esa reunión, y así fue informada la Municipalidad este miércoles, que Cruz Roja filial San Pedro tiene decretado un “cese de actividades por tiempo indeterminado” y advirtió a los voluntarios presentes que no puede dar certezas respecto de si será por unas semanas, unos meses o de forma definitiva.

Los coordinadores y referentes quedaron sin cargo y el voluntariado no podrá, mientras dure el “cese de actividades” participar como colectivo Cruz Roja filial San Pedro sino apenas a título personal, como integrante de la entidad, cuando otro organismo se lo solicite.
La intervención consideró “inhabitable” la histórica sede de Yrigoyen y Rivadavia, adquirida durante la presidencia de Lidia Amarillo en 1986, luego de que los propios voluntarios hicieran una limpieza profunda que implicó hasta fumigación por parte de Bromatología, que ordenó tirar mobiliario comido por roedores.
Aunque los voluntarios habían logrado que la Municipalidad les facilite un espacio para funcionar e incluso propusieron solventar el alquiler de otro, Mendoza se opuso sin mayores explicaciones y cerró la sede, cuyas refacciones se estima demandarían alrededor de 3 millones de pesos.
Entre el voluntariado también hay diferencias y trascienden la figura de Marisa García. En medio de esa disputa, que implicó encendidas discusiones durante la reunión, Mendoza rechazó las pretensiones de sanción y expulsión y aseguró que hasta los integrantes de la comisión directiva considerada apócrifa como la anterior, a la que le endilgan la reponsabilidad en las irregularidades administrativas, pueden seguir siendo parte.
Entre los voluntarios circulan mensajes y copias de e-mails en los que hay planteos al interventor respecto de esas responsabilidades que incluyen acusaciones sobre la “desidia” que provocó el ostensible deterioro del edificio y en lo que advierten que el inmueble no estaría escriturado a nombre de la Cruz Roja.
“Hicimos todo lo posible para frenar el cierre”, repiten los voluntarios que se fueron de la reunión con Mendoza con sabor amargo. Por lo pronto, la figura de “cese de actividades” le pone nombre a la decisión de la intervención de suspender a la filial San Pedro mientras define su continuidad.
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