Cuento del tío a una jubilada
Una mujer de 65 años denunció haber sido engañada luego de cobrar su jubilación en el banco. Le cambiaron la plata simulada con papel de diarios.
Un hecho con poca frecuencia pero que no sorprende si se lo compara con los actos delictivos que están a la hora del día, se produjo durante la mañana y mediodía del lunes. Al menos dos mujeres se acercaron a este semanario para relatar el increíble episodio que les tocó vivir, que, sin dudas se trata de una nueva modalidad del ya conocido “cuento del tío”. Amanda, de 65 años, venía de cobrar sus 1300 pesos en el banco Industrial y cuando transitaba por la vía pública fue virtualmente engañada por al menos dos personas que estuvieron muy atentas a lo que ella hacía. La mujer caminó por Pellegrini, transitó por la peatonal, tomó por 25 de Mayo hasta llegar a Boulevard Moreno, y allí se dirigió por esta avenida. A mitad de cuadra observó como a una persona se le caía un envoltorio y acercó a ver que pasaba. Al mismo momento llegó una mujer y un hombre quienes también parecían haber observado la misma situación. Entre charla y charla no se ponían de acuerdo en devolverla o compartirla ya que la otra persona se negaba a hacerlo. Avanzaron una cuadras hasta que apareció la persona a quien se le había caído el supuesto dinero. Este preguntó si alguien había visto algo y nadie dijo nada, mientras tanto ambas mujeres mostraron la plata que llevaban consigo asegurando haberla cobrado en el banco. El hombre siguió camino en busca de su dinero. La señora menor confundió a su víctima con que repartirían la plata y le agarró el dinero que había retirado del banco, y cuando se lo devolvió lo hizo en la bolsita que halló tirada. Vaya sorpresa… minutos después, al observar su dinero se encontró con que este ya no estaba y solo había dinero simulado en grandes envoltorios de papel de diario.
Acto fallido
Elsa, una persona mayor, también jubilada, relató una historia similar a la sufrida por Amanda en la misma mañana pero con distinto final.
La mujer iba caminando por el Club de Pelota, sobre la calle Pellegrini, en frente se hallaba una persona que también caminando. La señora sigo en sentido al río y la otra venía para el otro lado. Allí observa que algo se le cayó, una mujer y una joven se agacharon, lo miraron adelante suyo y eran unos tickets de quiniela que envolvían unos fajos de supuestos billetes.
La mujer que lo recogió le recomendó no avisar a quien se le cayó y que lo repartirían. En este caso la mujer no quiso complicaciones, “Yo no les di bolilla, entré a la carnicería y no les di pelota, se fueron”, expresó.