DNU de Milei: "Apostemos a seguir siendo orgullosamente martilleros"
Los titulares de las inmobiliarias dijeron que "no les corresponde abrir juicios de valor" pero admiten que deben responder consultas sin lesionar las relaciones con las nuevas modalidades de contratos.
Tras la puesta en vigencia del Decreto 70/2023 los martilleros de San Pedro remitieron un comunicado con el propósito de aclarar varios de las situaciones que se avecinan.
"Puesto en vigencia el DNU Nº 70/2023 del Poder Ejecutivo Nacional, es hora de responder muchas consultas recibidas en el Colegio y, también, de hacer algunas consideraciones del nuevo escenario que transitamos como profesionales en materia de locaciones, a saber:
• No nos corresponde ni como Colegio ni como profesionales abrir juicios de valor sobre la constitucionalidad o no del mencionado instrumento, sólo saber si está vigente y por ende ajustarnos al marco legal que nos rige.
• Los contratos celebrados con anterioridad a la puesta en vigencia de este nuevo marco, mantienen validez, debiendo respetar las cláusulas establecidas en cada uno de ellos (básicamente lo relacionado a plazos, montos, tipo y frecuencia de ajustes).
• Este nuevo escenario que impone libertades de contratación, genera un nuevo escenario en nuestra actuación profesional, donde podemos ser artífices de armar cada contrato conforme las particularidades de las partes y del objeto de la locación.
• Esta libertad de armar “un traje a medida en cada caso” (ahora, sí como nunca, no vale el modelo de contrato) nos exige actuar con mucha profesionalidad, con responsabilidad, prudencia, ecuanimidad y equilibrio, siendo muy conscientes que “errarle en la medida del traje” puede implicarnos generar problemas en la relación locador/locatario de la que nunca estaremos exentos, transformando lo que debería ser un círculo virtuoso en uno vicioso, con pérdidas económicas, de tiempo y, fundamentalmente, de nuestro mayor capital: la confianza.
• Evitar ser parte de situaciones en las que las exigencias de determinados locadores se transformen en abusivas, a sabiendas que más temprano que tarde serán de cumplimiento imposible por parte del locatario.
• Más allá de la libertad absoluta para pactar plazos, monedas y frecuencia y tipo de ajustes, aparece como razonable que un “traje estándar” para un inmueble con destino a vivienda no tenga un plazo menor de dos años y que el ajuste se pacte en ICL (Índice de Canon Locativo) en forma semestral. Claro que dependerá de nuestra “vista de sastre” para determinar cómo, cuándo y a quién poder aplicar otras monedas y ajustes y otros plazos. Modelo que hasta hace algunos meses reclamamos a las autoridades.
• Esta nueva realidad nos impone el desafío de “administrar la libertad” de forma que resulte útil y apta para todas las partes, y para nosotros también tanto desde lo profesional como protagonistas de un momento que no tiene antecedentes, como en lo económico.
• No serán tiempos fáciles donde buena parte tendrá dificultades para acceder o mantenerse en condición de locatario, que implica el techo, el hogar, la familia, las amistades. Y nuestro rol es estar en el frente de batalla, lo cual nos exige estar a la altura de las circunstancias.
• Más allá del marco legal en el que nos desenvolvemos profesionalmente, somos prestadores de servicios natos y quienes nos eligen no lo hacen sólo por la condición de ser “legales” sino por la calidad de nuestros servicios profesionales y generación de confianza. Apostemos a esa cualidad distintiva para consolidarnos en el presente y poder mirar con optimismo el futuro.
• Apostamos a seguir siendo “ORGULOLOSAMENTE MARTILLEROS”.
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