La mujer permanece detenida en la Unidad Penal Nº 3 de San Nicolás. Tenía permisos para circular por ciertos lugares como la cocina, donde solía hacer tortas. Si bien al principio no había recibido hostigamientos, en las últimas semanas otras reclusas comenzaron a molestarla, hasta que la agredieron.
El lunes les dijo a sus familiares que luego de gritarle “infantona” y “violina” luego de salir de la celda, la abordaron y la golpearon. “Me dejaron un ojo negro”, les contó.
Detenida, no está bajo tratamiento psiquiátrico como sí estaba cuando hacía su vida normal en la ciudad, mientras se producían los aberrantes hechos de los que está acusada junto a su marido, también detenido.
Por lo pronto, el suspendido inspector de Secundaria y profesor de matemáticas sigue cobrando como docentes, aunque su salario se vio reducido por deudas que retiene el banco.
Es la familia de su esposa la que está a cargo de las cuatro chicas del matrimonio. Dos de ellas contaron que fueron abusadas por su padre. Al menos en uno de los casos, en el expediente obra que hubo abusos reiterados “con complicidad y participación” de la madre.
Son la hermana y la madre de la detenida las que se hacen cargo de todo, con un subsidio municipal que figura en el Boletín Oficial. El resto de la familia no tiene participación, lo que hace que todo se cargue sobre las espaldas de la misma persona que se animó en su momento a escuchar a una de las chicas y a ir a la policía a denunciar a su propia hermana.