Drogas, muerte y misterio: la familia de Marcel sospecha sobre el macabro hallazgo del cuerpo desangrado
Quieren recuperar el cuerpo y acceder a las pericias. Relatan que el joven de 33 años llegó de Uruguay el 7 de junio por la noche, un día después yacía desangrado en una finca cercana a la ruta 191. Apuntan a la pareja y relatan que hubo episodios violentos que despiertan sospechas sobre lo sucedido con el uruguayo, que contaba con un buen pasar en su ciudad natal.
La causa por la muerte de Marcel Xavier González Jorge vuelve a llenarse de preguntas. El hombre cuyo cuerpo fue hallado sin vida, con cortes profundos y una arteria perforada en un establecimiento rural que compartía con su pareja casi medio kilómetro adentro de la ruta 191, será reclamado por su familia.
Hasta el miércoles 25, sus amigos, su madre y sus hermanas no tenían noticias sobre su paradero. Comenzaron a preguntar y encontraron las notas que publicó La Opinión tras el macabro hallazgo cuyo desenlace se produjo entre la noche del 8 y la madrugada del 9 de junio de 2024.
Pasaron casi 50 días sin que sus seres queridos —también tiene una hija de 9 años— fueran notificados. Fue la prensa uruguaya, a través del portal San José Ahora, la que ayudó en la difusión.
Desde el viernes, La Opinión & Sin Galera tomaron conocimiento por fuera del expediente en el que se investiga el deceso como “Averiguación de causales de muerte” de pormenores hasta ahora desconocidos.
Primero fue un periodista maragato —así es el gentilicio—, luego un amigo que aportó fotos y audios, y por último su hermana Mikaela.
Además de solicitar la repatriación del cadáver, ahora quieren saber hasta dónde llegará la Fiscalía de María del Valle Viviani con su investigación.
Al recorrer la historia de Marcel, el hombre de 33 años que conoció a Maricel “Pili” Solís en un encuentro de Ayahuasca en Colonia, Uruguay, se sabe que estaba enamorado.
Llegó a San Pedro y se instaló en el campo de unas 30 hectáreas que Solís compartia con su expareja y la hija de ambos hasta que se separaron.
Allí hay monte de naranjas pero también un sector de cultivo de cannabis y de otras hierbas alucinógenas sobre las que Solís declaró que habia hecho inversiones para darles destino de investigación medicinal.
La pareja “iba y veniá en la camioneta, casi siempre ella sola”, dijo una persona que trabaja en cercanías de la finca donde está emplazada la casa con piscina que habitaban.
Hasta este mismo sábado al atardecer fue vista en la zona céntrica en su camioneta Amarok sobre calle San Martín y Salta.
"El estuvo viajando y en Colonia hubo un encuentro de ayahuasca, y ahí conoció a esta mujer que visitaba en este campo frecuentemente. Están los pasajes de Buquebus que confirman sus idas a San Pedro", dijo José Rossa, periodista de San José Ahora quien junto a su compañero César Reyes ayudaron a la familia a llegar hasta La Opinión.
San José es una comunidad pequeña, allí se concen todos. “Su papá era profesor de educación física”, dijo el periodista José Rossa para describir cómo era la vida de Marcel en esa ciudad.
“Ustedes publicaron y gente de San José la hizo circular”, agregó en diálogo con Lilí Berardi, tras la búsqueda que emprendió el medio con el propósito de dar con quienes puedan saber algo más.
“Su fuente de ingresos eran los alquileres que cobraba por sus propiedades”, agregó Rossa para desalentar las versiones que en algún momento hicieron suponer que se trataba de “un indigente al que una mujer mucho mayor que él había llevado a vivir al campo”, como se dijo desde un principio.
Marcel también era profesor de educación físcica y entrenador de calistenia. Viajaba cada mes para hacer su cobranza y visitaba a su gente.
Los registros de Buquebus indican que su último viaje a Argentina se produjo en el atardecer del 7 de junio. Arribó a Buenos Aires y desde esa terminal de Puerto Madero, vino en un vehículo con su pareja hasta San Pedro.
“Siempre manejaba ella”, comentaron tanto en la ciudad como en la zona rural. Un día después yacía en una habitación con heridas cortantes en piernas y genitales que le provocaron la muerte.
“Queremos recuperar su cuerpo, traerlo a casa y que se esclarezca todo lo que pasó. Él tenía sus planes de vida, su hija”, dijo Mikaela, una de las hermanas de Marcel que vive en los Estados Unidos con la mamá.
El sábado también habló Mikaela, la hermana de Marcel. “Él llegó a Argentina el 7 de junio a ver a la señora. Vivimos en Estados Unidos, somos 5 hermanos en total y mi mamá. No conocemos a la pareja pero ella sabía de nosotros”, advirtió la mujer, que sigue sin entender por qué nadie se comunicó con ellos para avisarles del fatal desenlace.
“Nos extraña que teniendo sus pertenencias y su documento no nos hayan ubicado. Nadie nos avisó, ella sabía de nosotros. Lo dejaron como indigente. El nombre estaba mal. Está todo turbio, raro, tapado”, agregó la mujer y clamó: “Si alguien sabe algo, por favor que nos ayuden. Esto es una tragedia”.
Aunque el relato parezca de película, a la hora de reconstruir los vínculos de la pareja que, según se estableció, consumía lo que cultivaba, dieron a conocer un violento episodio que se produjo en el mes de febrero.
Según relatan en coincidencia amigos y familiares, Marcel protatonizó un episodio en el que “Pili” lo apuntó con una escpoeta, “lo subió a la camioneta y lo llevó a la terminal de San Pedro. Lo dejó sin plata” y tuvo que recurrir a su madre para que le girara dinero que le permitiera regresar a Buenos Aires y volver a Uruguay.
Alli pudo contarle a su amigo Sebastián que “una noche que habían salido con una psicóloga amiga de la pareja, ella le contó ‘que le daba vergüenza mostrarse en público con una mujer tan mayor que él’ y eso parece que es lo que desencadenó el escándalo que terminó ”con el escopetazo que le pegó".
Si es verdad o mentira sólo ellos lo saben, puesto que denuncia por ese episodio no hay, apenas algunos audios a los que pudo acceder este medio y que serán entregados a la Fiscalía en las próximas horas.
“Él sabía consumir y la dosis que podía aguantar. No podía ingresar a una piscina, tenía los tímpanos perforados. Vamos a mover cielo, mar y tierra para saber qué pasó con mi hermano”, advirtió la hermana sobre la versión que hay en el expediente que ubicó a Marcel dándose un baño en la piscina.
Tras aquella separación, en el mes de marzo volvieron a conectar. “Ella lo llamaba y en marzo se volvieron a arreglar”, explicaron desde Estados Unidos, porque Marcel llamaba a su madre a diario.
“Nos resultó extraño, con mis hermanas comenzamos a averiguar”. El último dato cierto fue ese billete de barco sellado el 7 de junio. Dos días después su pareja le diría a la Justicia que “salió a caminar muchas horas”, que no recordaba nada y que cuando regresó encontró el cadáver.
Desde entonces en la zona hay menos movimiento, pero continúan también las preguntas por la pareja anterior de Solís, una persona que se desempeña o desempeñaba en la provincia de Santa Fe como funcionario público al que quienes lo conocen, apodan "el Rosarino".
Hasta que se separaron, era frecuente su presencia, la compañía de la hija a la práctica deportiva y la invitación a otras familias a compartir reuniones. Todo eso había terminado no sin problemas y disputas hasta que llegó Marcel a la vida de “Pili”.
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