Drogas, muerte y misterio: pericias determinan que a Marcel lo asesinaron y la familia quiere saber quién fue
Fiscalía había considerado que el joven uruguayo se había quitado la vida tras consumir hongos alucinógenos. La abogada de la familia pidió una nueva autopsia que le fue denegada, insistió porque sospechaba un crimen con uno o más autores y finalmente los peritos concluyeron que las heridas "no pudo la víctima autoprovocarse".
La escena era un río de sangre. Había un cuchillo casi en los pies de la víctima. En las puertas de un placard, señales de alguien que se aferró y arrastró hasta caer. Esa era la descripción que más de un mes y medio después, cuando la familia se enteró por La Opinión del deceso de Marcel Xavier González Jorge, recibió por primera vez cuando la abogada penalista Sofía Sanjurjo logró acceder al expediente que se había tramitado en la Fiscalía de la Dra. María del Valle Viviani.
La madre, la hermana y en especial su amigo Sebastián, sus vecinos de San José en el Uruguay tampoco podían creer la explicación oficial: Marcel se había quitado la vida tras consumir drogas en un campo de San Pedro, al que había llegado en la madrugada del 7 de junio junto a su pareja, Maricel “Pili” Solís.

Con ella estuvo hasta el domingo 9, cuando a media tarde llamó a un amigo para pedirle ayuda porque había encontrado muerto al uruguayo que había conocido en enero en una ceremonia de Ayahuasca y con quien compartía una fluctuante relación.
Esa persona fue identificada como Christian Santi, presuntamente quien trabajaba la plantación de frutas de la finca de propiedad de Solís y su anterior pareja, sobre ruta 191 a la altura de Villa Sarita.

Según relató la familia, tras las primeras semanas de convivencia y entusiasmo, la pareja se había separado en marzo de 2024 en una situación bastante violenta.
Dijeron que la mujer lo había dejado abandonado a su suerte y sin dinero por lo que su madre, residente en los Estados Unidos, tuvo que girarle el dinero para regresar a su hogar. Pusieron a disposición de la Fiscalía audios y testimonios que acreditaban que González Jorge había sufrido mucho por esa separación.
Marcel vivía del alquiler de las propiedades que tenía en Uruguay y mes a mes viajaba para cobrarlas. Allí también vive su hija de 9 años y otra de sus hermanas. Su ausencia abrió las sospechas.
Tras una primera entrevista con los periodistas uruguayos que habían inciado la búsqueda y pedían por su paradero, La Opinión pudo certificar que el cuerpo del joven de 33 años había sido trasladado al cementerio por la empresa fúnebre Secchi Hermamos, que es la que se ocupa de las sepulturas de quienes por su condición de indigentes no pueden pagar su sepelio.

El nombre con el que fue entregado generó confusión y su certificado de defunción fue gestionado después de la que la noticia se hizo pública.
Desde que Sanjurjo tomó la representación de la familia, que procuraba recuperar el cadáver de su ser querido, comenzaron las dudas.
Apenas pudo acceder al expediente tuvo que informarles que ese trámite no sería posible porque había una investigación que concluyó con una autopsia que determinó que Marcel se había autoinfligido las heridas en cuello, brazos y en la ingle.

Pasaron más de cuatro meses para que el cuerpo de Marcel hablara en las imágenes que la perito de parte contratada por Sanjurjo lograse corroborar que sus presunciones estaban en línea con la realidad. A Marcel lo asesinaron, una o más personas.
En eso coincidió con el propio Jefe de la Asesoría Pericial, pese a los resultados anteriores y a la opinión de la fiscal que dijo que ella misma estuvo presente el día de la autopsia y no tenía dudas sobre la causa del deceso.
Así, “Manuel Armando Caro, médico perito forense y la Magister María Virginia Creimer perito de parte”, coincidieron tras analizar todas las heridas que presentaba el cuerpo en que “por la multiplicidad de las lesiones y la gravedad de las ubicadas en cara lateral izquierda de cuello, abdomen y región femoral izquierda que resultan potencialmente mortales, estos peritos sostienen que hubo participación de terceros”.
Resta saber ahora cómo se encaminará la investigación y las medidas a tomar para evitar que el crimen quede impune ya que la familia está decidida a insistir con toda la prueba que adjuntó y los trámites que realizó para ser escuchada en su reclamo.
Más allá de las pericias, las dudas, las demoras y las dilaciones, nunca pudieron asimilar que nadie les haya avisado que Marcel había muerto porque en sus documentos figuraba el domicilio, su pareja sabía de la existencia de familia y amigos, su celular tenía todos sus contactos y comunicaciones.
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