El club Paraná conmemora los 50 años de la inauguración de su gimnasio
El 26 de noviembre de 1974 dio comienzo el Campeonato Provincial de Básquet, un evento de jerarquía para la época, y de esta manera quedaba inaugurado un nuevo espacio deportivo para la ciudad. Las dificultades para lograrlo, la determinación de Jorge Suárez y el sueño cumplido de Ernesto “Toto” Ratto.
Hace 50 años el club Paraná inauguraba su gimnasio de calle Moisés Novillo, y con ello el primer y único Campeonato Provincial de Básquet de Primera y Juveniles que se realizó en nuestra ciudad.
Una charla entre el dirigente Ernesto “Toto” Ratto y el presidente de la entidad albirroja, el inefable Jorge Delfor Suárez, quedó sellada como una d las más recordadas anécdotas deportivas.
Ratto presidía por entonces la Regional Costa Norte, que abarcaba las asociaciones entre San Nicolás y Zárate.
“Nos dan para organizar el Campeonato, pero tenemos un problema. Necesitamos otro gimnasio (solo existía el de Independencia F. C.) para albergar a la gente que reúne un torneo de esta magnitud. Como mínimo se necesitan dos”, dijo en una reunión de la Asociación de Básquet local.
Suárez, enterado de esto, fue a buscarlo. “Toto, no te preocupes. Si hace falta otro gimnasio, Paraná lo va a construir”, le comunicó, reflejo fiel de su pragmatismo, el que lo encumbró como uno de los más grandes dirigentes en la historia de San Pedro.
Inmediatamente, sobre el predio lindante que hacía pocos años Paraná había adquirido para trasladar la sede, los viejos galpones de Graglia, se limpió el terreno y en pocos días comenzaron a levantar la estructura.

Luego llegó todo lo necesario para darle forma a un escenario acorde a la importancia del evento deportivo más jerarquizado de aquella época. Las grandes figuras del básquet de los 70 iban a estar en nuestra ciudad.
El gimnasio comenzó a cobrar forma. El pavimento de acceso por calle Novillo, entre Salta y Uruguay, también arrastraba dificultades en una época donde escaseaba el cemento y las tribunas constituían una incógnita.
El pavimento se terminó a siete días del inicio del Provincial, sin el fraguado adecuado. Y las tribunas se alquilaron a una empresa que no cumplió con la entrega.
El nerviosismo se agigantó, hubo reuniones de empresarios e ingenieros para resolver este punto específico, hasta que Suárez creyó en la propuesta de Julio Alsogaray, un desguazador de barcos que, entre los materiales que tenía y su perspicacia, trabajó hasta las madrugadas para llegar en el corto y alocado plazo. Las tribunas tubulares era el método más rápido que había propuesto.
Pero esto no era todo. Restaban los tablones. Y aquí se dio un hecho impensado, milagroso, sorprendente. Un señor, Osvaldo Pérez, apareció para dar salida a los problemas. Nadie sabía quién era. Sólo que con pocas palabras daba grandes soluciones.
Fue quien consiguió el cemento necesario para concluir con el pavimento y luego, que una maderera de Junín, de donde era oriundo, enviara los 200 tablones que hacían falta.
El gimnasio nació en medio de dificultades y fue un ejemplo más de como detrás de un gran objetivo debe prevalecer el desafío y la audacia por cumplir un cometido.

El inolvidable Ratto soñó con el Campeonato de Básquet. Suárez, con que ese Campeonato sea posible por el aporte de Paraná, que concretaría su gimnasio.
El 26 de noviembre en 1974, dio comienzo el Provincial de Básquetbol de Mayores y de Juveniles, y con este la inauguración de gimnasio albirrojo. Para una ciudad pequeña fue un gran acontecimiento.
Por aquí pasaron Alberto “Mandrake” Cabrera, Monachesi, De Lizaso, Cortondo y Scheines, que fue el quinteto inicial del campeón Bahía Blanca; los hermanos Pagella y los Biurrum, junto a Biaño, que le pusieron jerarquía a Junín.
El eximio Héctor “Toti” Zamparo, de Pergamino, fue el goleador del certamen.
En los juveniles asomaron quienes años después descollaron en grandes equipos, como Cese y Faure, de Zárate; Merlini, De Pascuale, Coccia y Facetti, de Bahía; el “Nene” Spurio y Gandoy de San Nicolás.
San Pedro estuvo representado por Rubén "Tili" Rasio en mayores y Mario Barbieri en la categoría menor.
Fue el punto de partida para una época de esplendor del club albirrojo, solo posible cuando los directivos se proponen hacer realidad los sueños.
El “Eduardo ‘Pocho’ Romairone”, tal su denominación desde 1977, desde entonces se convirtió en un lugar de decenas de eventos deportivos nacionales e internacionales, culturales, sociales e institucionales que hicieron historia.
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