El insólito caso de los usurpadores que ahora son “caseros” en una escuela rural que no tenía alumnos
Se trata de una familia habitualmente asistida por Desarrollo Humano que participó de la usurpación desalojada en la zona del Callejón Pascual, en una toma de tierras en Ingeniero Moneta, en otra en Santa Lucía y hasta en una en Entre Ríos, desde donde reclamaban asistencia para volver a San Pedro. Autoridades educativas resolvieron su "contratación" como cuidadores de la escuela 32 del paraje La Bolsa, donde Consejo Escolar dispuso una obra de refacción del espacio que ocupan como vivienda. El año pasado egresó el último alumno de ese colegio.
La escuela 32 del paraje La Bolsa, ubicada en el camino rural que une la localidad de Santa Lucía con la vecina Pérez Millán, es una de las que se fue quedando sin alumnos a medida que pasaron los años y la zona se quedó sin pobladores. Ahora, gracias a una iniciativa de las autoridades educativas, permanecerá abierta y habitada por “caseros” que tienen cierta trayectoria como “usurpadores”.
La escuela se llama Provincia de Neuquén. Fue fundada en 1928 y según recoge el blog Escuelas Rurales, que repasa las instituciones de los parajes y localidades del distrito, fue fundada en 1928 y hasta 1943, cuando se construyó el edificio actual, funcionaba en una casilla rodante. Su primera directora fue María Alicia Cheyllada. Andrea Álvarez se llama la actual.
El año pasado, la escuela tuvo su último egresado. En La Bolsa prácticamente no hay habitantes, como sucede en muchos parajes rurales. Para este año, entonces, la escuela corría el riesgo de ser cerrada ante la falta de estudiantes. Ahora tiene alumnos: son los hijos de los caseros, una familia que fue “repatriada” desde Gualeguaychú, Entre Ríos, último enclave donde estuvieron en situación de calle y en predios tomados de manera irregular.
La Jefatura Distrital de Educación, que conduce Marcela Lucchesi, propuso en la Unidad Ejecutora de Gestión Distrital (UEGD) la “contratación” de una familia como cuidadores. En ese organismo en el que confluyen gremios docentes, Secretaría de Asuntos Docentes, Municipio y Consejo Escolar, acordaron que esas personas se muden al edificio de la escuela 32 y que el área de Infraestructura invierta recursos en refaccionar la vivienda que ahora habitan.
Los integrantes de la familia que oficia de caseros en la escuela del paraje La Bolsa llenan legajos en Desarrollo Humano. Asistidos con mercadería, con ayuda social para el pago de alquiler, con vestimenta para los chicos, son una familia en situación de vulnerabilidad social permanente, con problemas habitacionales serios. En múltiples ocasiones llegaron hasta La Opinión para exponer su problemática y solicitar ayuda solidaria.
Todo ello los llevó a participar de diversas situaciones de usurpación, entre ellas la toma de terrenos en el asentamiento precario conocido como “del callejón Pascual”, que fue desalojado, tras lo que participaron de otra toma en Ingeniero Moneta —usurparon galpones del Ferrocarril y luego otros terrenos— y más tarde de otra en Santa Lucía.
Luego, se fueron a Entre Ríos. Desde allí solicitaron ayuda porque una de las hijas de la pareja, de 14 años, estaba embarazada y no podían seguir en la situación precaria en la que estaban en esa provincia, por lo que requirieron asistencia al Municipio para retornar a San Pedro.
Finalmente, gestiones encabezadas por el delegado de Santa Lucía, Luciano Juhant, el coordinador del Consejo Provincial de Educación y Trabajo, Alan Ocampo, y la Secretaría de Seguridad permitieron que un móvil de Inspección hiciera el viaje San Pedro – Gualeguaychú – Santa Lucía y trajera a la familia desde Entre Ríos.
De allí recalaron como caseros en la escuela 32 del paraje La Bolsa por iniciativa de las autoridades educativas que facilitaron su arribo a la vivienda destinada para tal fin en un establecimiento educativo que corría riesgo de cerrar ante la carencia de estudiantes que, por cierto, ahora tiene ya que en la familia hay chicos en edad escolar.
Los de mayor edad ya fueron inscriptos en la secundaria de Santa Lucía, por lo que habrá que gestionarles el transporte correspondiente para que puedan cumplir con la asistencia a clases.
Hasta tanto refaccionen la vivienda de los caseros, la familia vive dentro de la propia escuela 32 del paraje La Bolsa y duermen en colchones que facilitó Asistencia Directa de Desarrollo Humano.

“Actualmente poco queda de antiguos esplendores, tan sólo algunos viejos pobladores y muchas taperas cargadas de recuerdos e historias de aquellos inmigrantes llegaron a nuestras tierras”, publicó sobre el paraje La Bolsa el número 16 de El Convento, publicación del Centro de Estudios Históricos de San Pedro, en 2006.
“Hay que pensar que si no aparecía esta familia, que tiene chicos en edad escolar, esa escuela se cerraba”, confiaron a La Opinión fuentes cercanas al proceso que derivó en el desembarco de estas personas en la institución.
“Escuela que cierra, no abre más”, reflexionaron. Además, explicaron que mantener el establecimiento abierto implica que puedan seguir concurriendo la directora, que además oficia de maestra; una auxiliar; y los docentes de inglés, educación física y artística.
Todos los miembros de ese cuerpo docente, si son titulares, podrían haber sido reubicados en otras escuelas, aunque quizás sin el 120 por ciento de sobresueldo que el Ministerio de Educación bonaerense paga por “desfavorabilidad” en esa zona alejada de los centros urbanos.
En el ambiente educativo, muchos se sorprendieron por el devenir de la situación. “Si una escuela se queda sin alumnos, hay un problema de gestión”, analizaron conocedores del sistema, que coincidieron en que “si se quedaba sin chicos, cerraba”.
A La Opinión la novedad llegó porque quienes transitan la zona por cuestiones de trabajo y producción rural vieron movimiento de personas en el edificio y pensaron que lo habían usurpado. Autoridades policiales explicaron que no se trataba de una toma irregular sino de la presencia de personas autorizadas por el sistema educativo.
Las consultas permitieron reconstruir la noticia en su totalidad: la escuela del paraje La Bolsa, sin alumnos, corría el riesgo de cerrar y la salvó la “contratación” como caseros de una familia con trayectoria en casos de usurpación que tiene chicos en edad escolar que son ahora los alumnos del establecimiento.
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