El pequeño Pedro, un ejemplo más del “fenómeno Colapinto”
El joven que quería conocer San Pedro y cenar en un restaurante famoso, aprovechó para ver correr a Colapinto en un bar céntrico. Demostró saber bastante de la categoría y del piloto argentino de Fòrmula 1. ¿Por qué este fenómeno de ocupar mucho espacio en los medios y prevalecer en las conversaciones con familiares y amigos?
Durante el programa Sin Galera, el móvil de Augusto Azimonti recorrió el centro de San Pedro para saber cuál era el interés por la Fórmula 1, ahora que cuenta con un piloto argentino, Franco Colapinto, después de 23 años.
En momentos en que se disputaba la carrera “Sprint” de este sábado, en el circuito Interlagos, en San Pablo, Brasil, Augusto ilustró el momento que se vivía en el interior del Bar Butti cuando se disputaba la prueba: “No exagero cuando digo que no se cruza una palabra. Están todos metidos viendo lo que pasa con Colapinto”.
Una vez finalizada, se aproximó a una mesa donde había varios integrantes de una familia, oriunda de Luján y Hurlingham. Uno de ellos era Pedro, un pequeño que llegó a San Pedro porque quería conocer nuestra ciudad y probar la comida de la Cocina Abierta 505.
Instantes antes se mostró muy atento a la competencia. ¿Te gusta la Fórmula 1?, le preguntaron. “Está buenísima. Encima Colapinto es un capo y corre rebien”, respondió.
Pero esto no fue todo. Evidentemente estaba informado sobre lo que sucede en los últimos meses con el novel piloto: “Lamentablemente, igual que en las últimas carreras, quedó en la Q1, pero nada, está corriendo rebien”, sostuvo.

Luego también habló, con soltura, sobre la posible llegada al equipo Red Bull (donde la máxima figura es Max Verstappen). “Me encantaría verlo porque es un autazo y rendiría mucho más”, dijo Pedro.
Así como él acrecentó su interés por la máxima categoría del automovilismo mundial, a la que presta atención desde 2018 junto a su padre, la difusión de los grandes medios de comunicación llevó a que en muchos hogares del país se hable de Colapinto, de 21 años de edad.
También sucede en el mundo con la sorpresa que ha generado el andar del argentino en las carreras que lleva disputadas hasta el momento.
Franco Colapinto ha emergido como un fenómeno en el ámbito de la Fórmula 1, capturando la atención y el entusiasmo de los aficionados y los titulares de diversas escuderías.
Los argentinos han esperado más de dos décadas para contar nuevamente con un piloto en esta prestigiosa categoría. Su carisma innato y las habilidades excepcionales al volante, de la que coinciden los expertos, lo han posicionado como un referente para las diferentes generaciones en el país.
No vamos a referirnos de su destreza técnica, pero sì lo han señalado varios equipos, que ven en él una oportunidad excelente para fortalecerse a partir de 2025. Juventud y talento parece ser el combo de mayor atracción.
Lo dijo su propio jefe de la escudería Williams, James Vowles: “En un puñado de carreras actuó como si fuera un veterano que lleva cinco años en la F1. Tiene mucho potencial por delante y, además, si miras ahí afuera, hay una hinchada de Franco que vino aquí a Brasil y es fantástico”, por los miles que lo acompañaron a Brasil.

Tal vez el contexto del deporte argentino hace que, al menos en nuestro país, siempre se establezcan parámetros para obtener íconos que nos representen. Fueron Juan Manuel Fangio, Carlos Monzón, Diego Maradona, Carlos Reutemann y ahora Lionel Messi, entre otros, todos casos individuales.
¿Se presenta Colapinto como una necesidad social y cultural, de alcanzar nuevos referentes? Quizás ahí esté la respuesta.
No importa si se tiene conocimiento de lo que es un auto de competición. En la popularidad, los deportistas trascienden los pormenores, mueven multitudes y, posiblemente, pasan a ser un nuevo eslabón en la historia del deporte nacional.
Socialmente, Colapinto podría convertirse en un nuevo símbolo, de los que atraerían éxitos para el país, generando identidad y orgullo nacional, propio de la idiosincrasia argentina, que siempre necesita un referente.
Dicho de una manera más simple, provocaría un nuevo fanatismo, porque idolatrar a determinados personajes siempre nos caracteriza.
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