El recuerdo a Marcelo Casella, un arquero que dejó su huella en el fútbol local y cumpliría 50 años
Tenia tan solo 26 cuando perdió la vida, el 23 de noviembre de 1997, en un accidente náutico. Todos lo recuerdan como un gran deportista y una gran persona.
La carrera futbolística de Marcelo Casella se cortó abruptamente cuando tenía 26 años, edad en la que sorpresivamente encontró la muerte. A pesar de su corta edad, parecía un experimentado arquero en tiempos difíciles donde no todos llegaban a destacarse en la división mayor y más aún en un puesto tan exigente e ingrato.
Desde el fútbol infantil y las divisiones inferiores de Paraná, sobresalió con atajadas estupendas y una fuerte personalidad que lo hizo protagonista en cualquier escenario. “El Loco”, como lo apodaban, integró equipos memorables, no sólo en primera sino también en las inferiores albirrojas donde desde el arco lideró una división invencible de que la mayoría de sus integrantes fueron grandes jugadores del fútbol local.
Su primera gran satisfacción fue cuando ganó las Olimpíadas Sampedrinas con Paraná. Ese conjunto de jóvenes promesas fue dirigido por un cuerpo técnico liderado por Jorge “Ratín” Manicler y Eduardo “Lalo” Zugasti.
A lo largo de su intensa carrera jugó también en Banfield, Independencia, Defensores Unidos y La Esperanza y fue campeón en la mayoría de ellos. En el Taladro, conformó el equipo que dio la vuelta olímpica en 1991. El 6 de octubre de ese año, en su vieja cancha de avenida 11 de septiembre donde hoy funciona una escuela y se construye un jardín, Banfield, con Casella en el arco, igualó 2 a 2 con Pescadores y se quedó con la estrella porque Paraná perdió el clásico con Mitre 2 a 1.

Su repentina se produjo a las pocas semanas de regresar al club de sus amores, luego de que su amigo Gustavo Fortunato, ya como entrenador, lo convocó para ser parte del plantel que ese verano iba a disputar el Torneo Argentino de 1997. “Fuimos a jugar un partido amistoso contra Obras de Arrecifes y recuerdo que a la vuelta, sentados en el colectivo, me confió la alegría que tenía por volver a jugar en Paraná y que yo sea su técnico”, recordó Fortunato a La Opinión.
La tarde siguiente, la del 23 de noviembre de 1997, llegó la peor noticia: en un accidente náutico Marcelo perdió la vida. Tenía apenas 26 años, pero algo dejó, algo quedó guardado en la historia y la memoria de la afición sampedrina, que aún hoy, a pesar de que ya pasaron 24 años de su fallecimiento, lo recuerdan como “un fenómeno” y una “gran persona”.
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