El sobrino de Juan José Capdepon, secuestrado en San Pedro y desaparecido, agradeció que mantengan vivo su recuerdo
Entre los desaparecidos sampedrinos, secuestrados en San Pedro o con estrecha relación con habitantes de la ciudad que cada año son recordados ante el aniversario del Golpe de Estado hay uno que es destacado siempre por las organizaciones de periodistas porque ejercía la profesión como corresponsal de diarios de Buenos Aires en San Pedro: Juan José Capdepon.
Sus hijos están radicados en España, donde recalaron con la familia tras escapar a Israel de los horrores de la dictadura cívico militar que secuestró y desapareció a Juan José. Un sobrino, Claudio, vive en Zárate y hace una década fue el impulsor de un homenaje que le hizo la Asociación de Periodistas a esta víctima del terrorismo de Estado.
En San Pedro se lo recuerda cada año, porque a pesar de que los datos del Registro de Víctimas indican como lugar de secuestro a Capital Federal, aquí se sabe que habitaba una casa desde donde se lo llevaron a fines de abril de 1978 y nadie más volvió a verlo. Tenía 44 años.
“Yo lo conocí, sabía ir seguido a la carpintería a charlar con mi viejo, porque él vendía libros”, dijo Carlos Pheulpin, también detenido ilegalmente y sobrevivientes de los centros clandestinos de detención durante los años del horror. Lo contó el domingo, cuando se plantaron los árboles que recuerdan a los desaparecidos locales, entre los que se cuenta Juan José Capdepón.
“La información que recibí a posteriori fue que estuvo refugiado en donde lo secuestraron, en una casucha, cerca de donde vivía el profesor Rivas. En esa casita donde estaba se vieron manchas de sangre”, relató Pheulpin ante el sen de campo plantado en recuerdo del periodista y escritor desaparecido.
Claudio Capdepon agradeció a la Mesa por la Memoria que mantenga vivo el recuerdo de su tío y llegó este miércoles a San Pedro desde Zárate, donde reside, para participar del acto por el Día de la Memoria, que se suspendió por mal tiempo, y entregar una carta a los referentes locales en la que destaca la tarea de sostenimiento de la llama viva de la memoria de los desaparecidos.

La carta completa del sobrino de Juan José Capdepon a la Mesa por la Memoria local:
Como familiar de Juan José Capdepon y estando en contacto con sus hijos, Sandra y Ricardo, radicados en España, quisera decirles, primero que nada: ¡Gracias! Gracias atods ustedes por sostener año a año esta encendida lucha. Ustedes fueron, son y serán la voz de aquellas personas que fueron silenciadas miserablemente.
Es difícil sostener la memoria a través del tiempo. A mí me ha costado mucho, ya que uno tiende a cerrar heridas y seguir. Peros sin dudas es el camino correcto y para que no suceda Nunca Más. Por eso, los felicito y me enorgullecen.
Por otro lado, estas ideas e iniciativas, como hoy con estos árboles, son todo un símbolo. Un árbol es la representación de la vida, es un mojón, una guía en el camino para aquellos que vendrán y puedan saber qué pasó.
Mi familia estará siempre agradecida con ustedes por mantener viva la memoria de Juan José, un muchacho que estudió mucho, se preparó y no pudo ser insensible a las injusticias, desigualdades, hambre y a la miseria, y decidió participar en lo que consideró mejoraría la condición de los más desprotegidos. La respuesta fue silenciarlos de la manera más vil y cobarde que ya todos conocemos.
Por esta herida abierta y gracias a vuestra iniciativa, hoy Juan José tendrá su árbol, crecerá, echará raíces y se hará fuerte, demostrando una vez más que la vida debe prevalecer a las propuestas de muerte.
La injusticia, la desigualdad, la falta de oportunidades y la miseria son el enemigo y no las personas que participan para cambiarlas.
Hay una voz aborigen latinoamericana muy poética que utliza la palabra “apapachar”. Esto significa abrazar con el alma. Más que una abrazo, es transmitir carinño sincero a otra persona, en un gesto de cuerpo y alma. Hoy los apapacho en mi corazón.
Claudio Capdepon.
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