El tango y los amigos despiden a José “Pepe” Deleo, alma de bandoneón
La noticia de su fallecimiento golpeó al círculo tanguero y a todos aquellos que lo conocieron. Desde Avellaneda a San Pedro, el viaje impensado de su vida, motivado por Papel Prensa, su lugar de trabajo durante décadas. Impulsor de una peña de tango junto a su esposa, Mary, y cultivador de amistades, fue recordado en redes sociales, donde lamentaron su partida.
Este domingo el bandoneón de José Alejandro Deleo dejó de sonar para siempre. Ya no se sentirán los acordes impuestos por un apasionado por el fuelle, el mismo que se inspiró en el talento del más grande, su ídolo, Aníbal “Pichuco” Troilo.
“Pepe” falleció a los 71 años. Los había cumplido el pasado 13 de mayo. Nació en Avellaneda y desde chico sintió devoción por el tango y por Arsenal de Sarandí.
Cursó sus estudios en el Otto Krause y unos años después, con la llegada de Papel Prensa, donde trabajaba, se afincó en San Pedro. La música era su devoción y le dedicó buena parte de su vida.
Junto a Marylín Bilbao, su esposa, era habitual verlos movilizados en un ciclomotor, siempre juntos, siempre unidos. Cultores de amistades y peñas tangueras, se convirtieron en una referencia local del género.

Pepe fue una persona agradable con actitudes bondadosas. Difícilmente escapaba a un convite para participar de algún homenaje o celebración, donde su bandoneón y la voz de Mary eran el cierre de una jornada especial.
También en aquellos acontecimientos donde el tango estuvo presente, como el video que repuso hace unos años San Pedro TV y que muestra, en un concierto en el Salón Dorado en el año 2009 a Deleo junto a Laserna, Barceló, Garau y Gaido interpretando La Cumparsita.
Pepe y Mary fueron gestores de la peña “Noche de tango entre amigos”, cuya sede inicial fue el hogar de ellos y por la que pasaron múltiples amigos y devotos del dos por cuatro.
“Pepe y Mary mantienen ese espíritu en su casa, pero a ese espíritu hay que darlo a conocer. El espíritu del tango no debe morir. Nuestro fin no es ganar dinero sino difundir esta, nuestra música: el tango. Darlo a conocer, hacerlo gustar, hacerlo querer. No se quiere lo que no se conoce”, rezaba una crónica de La Opinión de hace más de una década.

Roberto Young, de los Amigos del Patrimonio Cultural, contó la anécdota de una charla que tuvo con Bartolo Garau, “un verdadero maestro con el fueye”, quien le confió: “No olvides que tengo mucho que aprender de Pepe Deleo”.
Para Roberto “ha muerto un bandoneón, y no era un bandoneón cualquiera, sino uno con mayúscula. Pero, además, se nos acaba de ir un hombre cabal y un tanguero de ley, un abanderado de la cultura popular”.
En las redes también hubo quienes lo recordaron. Margarita Bordoy manifestó: “Qué pena, era muy conocido de mi papá, Miguel Germán Bordoy, quien tocaba el bandoneón y la guitarra. Se encontrarán allá arriba y seguirán con sus tangos, pasodobles y valses”.
Daniel Ronzani, difundió fotos y videos de shows que compartió con Deleo. “Te fuiste, Pepe querido”, dijo y posteó “un recuerdo finalizando los 90 y otro del 2008” para finalizar con un “abrazo al Cielo”.

Silvia Noemi Prado recordó cuando “en las fiestas de Fin de Año de Escuela 6 solía acompañarnos con su instrumento, y su señora cantaba. Una persona excelente, no dudaba en venir y actuar. Además, lo hizo tan bien siempre que era muy aplaudido y le pedían que su actuación se extendiera. Se fue una gran persona, se fue un artista”.
También ambos solían hacerlo en situación como reunión de egresados en Bodas de Plata o de Oro, durante su paso por el establecimiento educativo de origen.
Para Domingo Alberto Elizalde “en algún tiempo de mi primera juventud fue mi mejor maestro, mi padre… Me enseñó el buen uso del fueye”. En tanto, Daniel Carducci Copello, lo destacó como “el gran Pepe que deja un gran recuerdo con su fueye y mucho más con su ejemplo de vida”.

“Un gran tipo y mejor bandoneón, el que lunes y martes, lloviera o fuera feriado, nos esperaba y, haciendo sonar su virtuoso fuelle, nos alentara a desafinar algunas letras de tango junto a su inseparable Mary”, lo recordó Orlando “Naico” Brambilla.
José Esteban Cordich no pudo ocultar su tristeza. “No puedo creerlo. Un ser humano inmenso, puro corazón. Tuve el privilegio de ser su amigo. Se nos va un pedazo grandote de nuestra cultura”.
Andrea Olivera rememoró sus acompañamientos a Estela Martínez, recientemente fallecida: “Lo estará esperando para cantar unos tangos”.
Para muchos Pepe Deleo fue un ser noble, en todos los sentidos, “siempre atento a las necesidades de los otros, al igual que su amada Mary y sus hijos”, sostuvo Stella Maris Bernan, como muchos otros que fueron asimilando sus generosidades, como Rodolfo Sosa, que agradeció “cada momento compartido, por tu amistad sincera".
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