Se podría decir que todo comienza en nuestros pensamientos negativos pues estos depositan sustancias venenosas en el sistema nervioso. Los pensamientos hostiles conducen a descargas en el sistema nervioso y los nervios emiten venenos.
De la historia sabemos que los antiguos espartanos endurecían a sus hijos para la guerra. Este embotamiento en nuestras sensaciones es la condición para hacer la guerra, pero es también la condición para que nuestra estructura celular se endurezca, se enfríe. La frialdad en nosotros conduce a la frialdad del corazón y muchos corazones fríos regados con millones de pensamientos de odio, enemistad, codicia, celos y envidia conducen a un conflicto armado, del que luego pocos saben cómo se inició ni tampoco cómo salir.
Justamente la dureza, la agresividad, la brutalidad es lo que se presenta hoy como un valor en alza en nuestra sociedad, mostrándose en muchas ocasiones en los medios de comunicación, incluso en las películas como signo de valor.
Con esto la enseñanza pacifista de Jesús de Nazaret es tambien en los países denominados cristianos, prácticamente puesta del revés, pues en la medida en que se endurecen los seres humanos, se endurecen sus conciencias, lo que es igual a perder los escrúpulos.
Hoy día lo que se denomina “sentir“ es algo que tiene cada vez más dificultades en este mundo.
¿Sabemos de verdad cómo sentimos? ¿Nos hemos endurecido ya acostrumbrados a tanta violencia? ¿Queremos seguir endureciéndonos y con ello enfermando cada vez mas? Si no es así deberíamos reorientar nuestra vida a la elevada ética que trajo Jesús de Nazaret y a la moral del Sermón de la Montaña que es válida hoy más que nunca para todos los pueblos y razas, pues en ella encontramos la clave para una vida pacífica y feliz, tambien la clave para salir de guerras y conflictos y la solución para que la Tierra vuelva a ser un lugar habitable y sano.
Maximiliano Corradi
DNI 27.090.991
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