La historia de Livio Oscar Moro es un segundo capítulo para La Opinión. Hace poco tiempo llegó con un escrito en sus manos para quejarse por las tarifas de la Coopser. Bastón en mano, volvió el miércoles 16 de Agosto para entregar su mensaje: “Heladera lo lamento, hoy te tengo que apagar, tus estantes están vacíos y no hay nada para echar”. Eran cinco estrofas que pueden apreciarse en el video que aquí publicamos.

“Ya me hice la placa para partir”, dijo en voz alta antes de retirarse y ahí surgió la pregunta: “¿Partir?” y respondió que no le teme a la muerte y que la espera para encontrarse con sus seres más queridos.

“Heladera ten piedad, no me vengas con reproches, tené en cuenta que en las noches no tengo para comer”

Livio Oscar Moro

Habló de sus comienzos en San Pedro, de su trabajo como viñatero en Mendoza, de su compañera y sus hijos con los que regreso a la ciudad porque “estábamos muertos de hambre. Fue albañil y agradece a “los patrones que le enseñaron”, ahora pasa sus días en compañía de una de sus hijas en un comercio y las noches se le hacen largas. Fuma cigarros y bebe lo suficiente como para sobrellevar el peso que la realidad económica y social le impone como jubilados con la mínima. Se quiebra, llora y espera por un par de anteojos en las próximas semanas para poder volver a leer. Dice que no sabe si llega al 4 de Octubre, el día en que cumplirá 86 años pero lo que más le conmueve es hablar de sus nietos. “Los nietos son mejores que los hijos”, advierte en la entrevista y sonríe cuando aclara que le gusta quedarse sin un peso con tal de comprarles una golosina.