Yo te digo que esto es un sueño y tú me respondes que estoy en la luna. Bebemos café. Seguimos hablando. Coges el lapicero, me lo enseñas, el reloj me lo enseñas también, el periódico de ayer… pones en mi mano la vela apagada que se consumió anoche. Me obligas a tocar la realidad, me la echas encima, me echas la mesa, todas las cosas que había sobre la mesa.
Yo me las voy quitando una a una, me quito el mundo de encima porque vas muy orgullosa, pensando que me has llenado de cosas, pero me has llenado de sueños, todo sueños y no te has dado cuenta.
No digo que esto no esté aquí, lo que digo es que esta bufanda, estas monedas, ese calcetín que pulula por el suelo sin saber muy bien a dónde va, lo que digo es que están aquí, están en el mundo, que son el mundo, vale, pero son sueños.
Otra vez el mismo juego: me arrojas todas las cosas. No me llenes de más sueños, por favor; pero no me haces ni caso.
Yo no soñé esa mesa, ni esa ventana, ni el sofá, ni el calcetín: alguien lo soñó y lo hizo. No soñé ese reloj, ni las noticias que pasaron ayer, no fui yo quien soñó el dinero.
Rafael Barbero García – DNI: 75.708.034-S Córdoba
Ads