Estrella Verde, la huerta agroecológica de Laura y Leonardo camino a Río Tala
La pareja de históricos trabajadores rurales y pescadores se asoció, a través de un proyecto del Movimiento Popular La Dignidad, con el dueño de la tierra para poner en marcha una iniciativa que ofrece verduras sin agroquímicos del productor al consumidor, con asesoramiento de Inta. El móvil de Sin Galera visitó el predio donde trabajan cuatro personas y que tiene planes de expansión.
Tras pasar la última curva camino a Río Tala por ruta 1001, a la izquierda, un invernáculo asoma en un campo. Allí está la huerta agroecológica Estrelle Verde, que llevan adelante Laura Campodónico y su esposo, Leonardo, junto a otros dos colaboradores, en asociación con Esteban, el dueño de la tierra, a través de un convenio que gestionó el Movimiento Popular La Dignidad y del que participa Inta.
Esta huerta agroecológica es una de las varias experiencias que el movimiento que conduce Juan Ricardo “Juancho” Correa tiene en marcha en el marco de la puesta en funcionamiento de programas que llegan desde el Gobierno nacional y que tienen los denominados “planes sociales” del tipo Potenciar Trabajo como herramienta para su desarrollo.
Esteban, que se dedica al rubro salud, tenía esa tierra ociosa por cuestiones personales y laborales que le impedían darle utilidad productiva. Entonces la arrendó, con la condición de que le dejaran un espacio donde poner un invernáculo. Lo montó pero adentro estaba vacío. Hasta que llegó la propuesta de La Dignidad junto con Inta y, con ellos, Laura y Leonardo.

Marido y mujer, están juntos desde hacer alrededor de 40 años. Ella tenía 12 y él 16 cuando comenzaron a noviar. Desde entonces, hicieron todo codo a codo. Trabajaron en el campo, pescaron, sufrieron las duras condiciones para ganarse el pan de los que nada tienen, criaron a sus tres hijos y ahora, ya con nietos, la siguen luchando.
Ella, fanática de la cocina, se enganchó enseguida con la propuesta que surgió de la Asociación de Pescadores Artesanales para agregarle valor al pescado de río sampedrino y elabora paté de surubí, paty apanado, arrolado y hasta chorizos de “frutos del Paraná”.
Él, trabajador rural casi de niño, aprendió todos los oficios posibles en el campo y estuvo mucho tiempo en viveros, por lo que el invernáculo es un espacio conocido de memoria para sus manos.

Desde el Movimiento La Dignidad, adheridos al Potenciar Trabajo, comenzaron hace 10 meses para convertir ese plan social en trabajo genuino y con posibilidad de mejorar los ingresos a través de las propias manos en la tierra.
Llegaron al invernáculo de Esteban y se pusieron manos a la obra. Dispusieron el riego, el alambrado necesario y plantaron tomates, berenjenas, zapallitos, tomates cherry y brócoli. En cada surco hay plantas de albahaca “para espantar los insectos” que aroman el lugar. A los costados, flores “para que vengan las abejas y polinicen”. Más allá, menta y otras hierbas aromáticas.
Hace alrededor de un año que están trabajando en conjunto y ya piensan en la expansión cuando Esteban recupere el resto de su campo, que está arrendado para otras producciones, un antiguo monte de naranjas que ya no existe.

Leonardo se ocupó de hacer saber que se trata de una huerta agroecologica y explicó la definición, puesto que la “orgánica” debe tener esa certificación y es otra modalidad de producción. “Nosotros no usamos agroquímicos, todo lo que usamos para curar y eso es natural”, señaló.
Laura mira los precios en las verdulerías y supermercados para ofrecer “siempre un peso menos” porque, dice, “esta es una zona laburante, todo el mundo labura en el campo, entonces tratamos de que lleve a su mesa un producto sano, elaborado por gente del pueblo y que no tenga que pagar una barbaridad”.
La modalidad para comprarles es simple. Reciben pedidos por WhatsApp en el 3329 62 9258 y luego el interesado puede pasar a retirarlo.
De a poco están insertándose en el mercado de verdulerías, aunque siempre el plan es que no haya intermediarios y que la producción llegue de la huerta al consumidor. Por eso están en tratativas con la Secretaría de Desarrollo Económico municipal para generar un espacio que les permite al menos una vez por semana comercializar directamente el producto en el centro de la ciudad.

La Dignidad tiene otra huerta en la zona próxima a la cancha de Independencia y otra de alrededor de cuatro hectáreas camino al Aeroclub. En cada lugar, trabajan beneficiarios del Potenciar Trabajo pero también aspirantes. “Hay de todo, algunos empiezan a cobrar el programa y desaparecen, pero como demora mucho el tema de las altas y bajas también están los que van a trabajar y todavía no están cobrando el Potenciar”, explicó Juancho Correa.
Por eso, señaló, de la venta de lo producido se destina un porcentaje mayor para aquellos que todavía no accedieron a los 16 mil pesos que paga el Estado para personas en situación de vulnerabilidad social que no tienen trabajo y se insertan en tareas comunitarias o de emprendedurismo de la economía popular a través de organizaciones sociales como La Dignidad.
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