Eugenia Bosco cruzó el Atlántico y se prepara para la Ocean Race Europe: “Todavía no caigo, el camino es increíble”
Tras ser confirmada como una de las tripulante del VO65 del Viva México para el certamen internacional que arrancará a fines de mayo, la sampedrina hizo una pausa en su cargada agenda y relató a La Opinión la adrenalina de navegar un mes desde América a Europa, una "meta" que tenía en su vida.
Son días más que agitados para Eugenia Bosco. Su cabeza se hamaca entre nuevas y viejas experiencias, entre ser parte de la tripulación del Viva México que navegó un mes desde América del Norte a Europa y competirá en la Ocean Race Europe y del nacra 17 de Argentina con Mateo Majdalani con quien el fin de semana participó de un campeonato extraoficial en Santander.

Todo eso pasa en España para la joven sampedrina cuya carrera, en silencio y sin las luces de otros regatistas, va en ascenso. La medalla de plata en los Juegos Panamericanos Lima 2019, aun cuando no se trató del certamen de mayor nivel en el que compitió, le dio el impulso necesario para soñar con representar al país en los Juegos Olímpicos. Pero ese anhelo tiene que esperar porque delante de ella están Santiago Lange y Cecilia Carranza Saroli que defenderán la medalla de oro obtenida en Río de Janeiro, en Tokio 2021.
Mientras tanto, Bosco sigue su camino y cumplió su anhelo de cruzar en barco el Océano Atlántico en el VO65 del Team México, desde Acapulco a Coruña en España. Navegó por el Pacífico y el Mar Caribe y cruzó el Canal de Panamá en una experiencia que definió como “impresionante”. Aunque no conoció en profundidad ninguno, atravesó decenas de países en las 6500 millas en total que se desplazó la embarcación.
– ¿Qué imaginabas antes de embarcarte en el Viva México y con que te encontraste una vez en la travesía?
-Averigüe antes de viajar a México algunas cosas para no sentirme tan desinformada y más con lo poco que navegué en barco grande. Pero cuando estas ahí y ves realmente el barco y la preparación para la regata, es algo muy distinto. Al principio me sentí chiquita porque estoy acostumbrada al nacra 17, pero cuando te empezás a soltar todo va fluyendo y al final te das cuenta que es un barco normal a otra escala.

– ¿Cuál era tu rol en la tripulación?
-Me tocó el piano o pit que es donde están los controles para subir y bajar velas, darle tensión y enrollarlas. También estas a cargo de dirigir los pedestales porque estos tienen marchas, entonces vos decís en qué cambio va a ir. Al principio tenía que ir muy acompañada, además iba lento. Después con advertencias y ya, a lo último, sola tratando de adquirir otras cosas, como las escotas de la vela que se sube o baja tenerlas controladas.
– ¿Te costó adaptarse a una tripulación más grande que la de nacra 17?
-Al final es un equipo pero más grande y creo que en ese sentido me adapté bien con la gente. Todos sabían que yo no había navegado entonces me tuvieron paciencia y me fueron explicando. Al principio vas haciendo lo que te dicen aunque sean cosas chicas y a medida que vas entrando en confianza vas con más cosas.
– ¿Cómo fue la convivencia con los demás tripulantes?
-La verdad que no tuve ningún problema, ni por ser argentina ni por ser la única mujer desde Cozumel a Coruña. Todos fueron muy respetuosos conmigo y me trataron muy bien. La convivencia es lo mas difícil y hay que respetarse. Dejar vasos y platos limpios para el siguiente, mantener ordenada tus cosas y dejar la cama ordenada. Cosas simples que hacen que todo sea más fácil.
– ¿Cómo es un día arriba del barco?
-Son guardias de cuatro horas y siempre tenés el mismo compañero. Cuatro horas estás en cubierta y cuatro descansando. Si hay un cambio de vela o una maniobra te despiertan y a laburar, jajaja. Somos
cuatro en cubierta siempre. De tus cuatro horas, estas dos horas con dos personas y otras dos horas con otras dos. Después hay otras dos personas que son espejo mío y de mi compañero, que nunca compartimos guardias pero compartimos cama. Así funcionó, no se si va a cambiar o no para la Ocean Race Europe.
– ¿Cómo sobrellevaste un mes no comiendo como lo haces habitualmente?
-Como era un delivery, había comida rica también, jaja. Tortillas, galletas, atún, golosinas y clave el dulce de leche. Entonces no fue tan duro, salvo los últimos dos días de toda la gira que ya no quedaba nada, pero extrañas la comida de verdad. Es rica la comida deshidratada pero te cansa, yo deseaba una milanesa a la napolitana con puré. Los últimos dos días era a base de comida deshidratada, hay bolsas preparadas por día para todos.
– ¿Y sin bañarte?
-En la primera parte nos bañamos, de Acapulco en México a Panamá. Después casi que no porque ya hacía más frío y no te dan ganas, sólo te lavas la cara.
– ¿Qué fue lo que más te sorprendió de los países por los que pasaste?
-La verdad que de países nada porque no conocí nada. El Canal de Panamá es increíble. Tenés que ascender, vas pasando distintas compuertas a medida que vas ascendiendo, tenés un lago en el que navegas una hora y descendés de la misma manera. Es muy impresionante. En Cozumel estuve en la isla, hicimos esnórquel en la playa del hotel. En Bermudas estuve en cuarentena una día y no pudimos hacer nada. Sí vi muchas tortugas, ballenas y delfines. No mucho más, no pudimos conocer nada porque no nos dejaban salir por el tema del Covid-19.
– ¿Era un objetivo personal cruzar el Océano Atlántico alguna vez?
-Era una meta cruzarlo. Nunca asocié el momento en que decís y pensás eso hasta que lo hacés. Lo pensé y nunca lo proyecté.
– ¿Cómo es el océano?
-El océano es inmenso, no tenés ni Wi-Fi, ni teléfono ni nada. Pensás mucho en vos, eso hice yo. Ves la dimensión del océano y no lo podés creer, es algo muy grande y cuando estás arriba en un avión no tomás esa conciencia. Estando ahí decís ‘esto es increíble’, somos muy chiquitos y esto es inmenso y lo profundo. Muchas veces pensé de caerse de la popa del barco y que te traten de rescatar, es complicado. Días de agua y agua nada más fueron todos los días, salvo cuando estábamos llegando muy cerca de tierra. No es que ves tierra a las 500 millas, lo ves llegando casi.
La Ocean Race Europe comenzará a fines de mayo en Lorient, Francia, y concluirá tres semanas después en Génova, en Italia, tras pasar por Cascais en Portugal y Alicante en España. Para la primera edición del prestigioso certamen confirmaron su incursión tripulaciones de Holanda, Austria, Polonia, Lituania y Portugal.

– ¿Cómo te preparas para la Ocean Race Europe?
-Llegué a Europa, a los dos días estaba compitiendo en nacra 17, ahora voy a correr el campeonato nacional español de J70 y después ya me quedo en el barco laburando para salir a Lorient, que es donde arranca la Ocean Race Europe. Todavía no tengo esa sensación de nervios, jaja.
– ¿Caes en lo que estás logrando y representa para San Pedro?
-Todavía no caigo, vengo a mil. La verdad que me pone muy feliz recibir la buena vibra de toda la gente que me esta siguiendo. Ser de una ciudad chica te hace sentir acogido, saber que se corre la voz. Igualmente aun no caigo y siento que no cumplí mis metas, obviamente el camino es increíble pero cuando lo tenga hecho me voy a sentir más llena.
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