Falleció Zulma Trepat: adiós a una docente carismática y bailarina incansable “fanática” de sus nietos
Tenía 86 años y estaba internada en el Sanatorio Coopser tras haberse contagiado coronavirus. Forjó una larga carrera como maestra y directora, y tuvo una vida social muy activa. En redes sociales, familiares y amigos la despidieron y recordaron.
Era imposible no ver a Zulma Trepat, en un cumpleaños o casamiento, bailando. Alegre, simpática, bondadosa y carismática, con una vida social muy activa, su fallecimiento este lunes tras haberse contagiado coronavirus conmocionó a San Pedro y las redes sociales se inundaron de mensajes para despedirla y recordarla.
Zulma egresó en 1953 en la escuela Normal y fue docente. Comenzó su carrera en el establecimiento educativo del paraje Colegiales y, después, fue maestra de primer grado en La Buena Moza. Además, trabajó en la escuela Normal y en la Escuela N° 1 donde, a su vez, fue vicedirectora. Tras jubilarse a los 45 años, tomó la dirección del instituto Margarita O’Farrell de Maguire en Santa Lucía.
Su pasión por la docencia la transmitió también de forma particular siendo maestra de apoyo de estudiantes. Por su carisma, fue muy querida en el ambiente por sus pares y alumnos. También por sus amigas, con quienes protagonizaba largas veladas de canasta y cenas con sobremesas interminables. Sus cumpleaños, que organizaba desde un mes antes, eran numerosos porque reunía a su familia y sus amistades, que no eran pocas.

Hermana de Pablo y fan de sus nietos, Antonella y Francisco, hijos de su su única hija, Sandra; era habitual verla a su lado acompañándolos en sus andanzas, como cuando Antonella se recibió de licenciada en nutrición y Francisco, en kinesiología. También, cuando el joven subió al podio en alguna competencia de canotaje o, últimamente, en triatlón.
“Yo no me vacuné. Hasta que ella no estaba vacunada, yo no me quise vacunar, aun siendo personal de salud, porque le quería dejar la vacuna a ella”, admitió Francisco a La Opinión. Desde que comenzó la pandemia, su abuela se cuidó y dejó de lado muchas de las actividades sociales que hacía, aun contra su voluntad.

El último verano, cuando los casos positivos aminoraron, aprovechó para disfrutar del club Los Andes con su amiga Mabel y, por estos días, su familia le insistió en que se resguarde por la segunda ola de COVID-19. Sólo iba a yoga al aire libre y desde hacía dos semanas se había vacunado con la primera dosis de Sinopharm.
Desde que se contagió, su cuadro de salud se agravó y fue internada en terapia intensiva del Sanatorio Coopser. Hubo cadenas de oración para pedir por su recuperación. Para la fría estadística de la pandemia, es la víctima número 97 en San Pedro. Para la sociedad, y sobre todo para su familia, una pérdida irreparable.
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