Desde el lunes las seguidoras de Abel Pintos, Luciano Pereyra y La Konga —parte de los artistas que se presentan en el Festival de Música Popular de Baradero— hicieron vigilia en la vereda del anfiteatro municipal para asegurarse su entrada y tener la oportunidad de ver a sus cantantes favoritos.

Ingrid Botheatoz fue la primera en llegar con su reposera y su equipo de mate. Instalada frente a la boletería, no durmió durante dos días y se hizo amiga de otras fanáticas, quienes le “cuidaron” el lugar mientras ella se iba a trabajar por la tarde, cuidando a una mujer mayor.

Durante la noche con sus compañeras de vigilia, charlaron y tomaron mate durante horas, mientras sorportaban los mosquitos y a quienes pasaban en moto y dejaban escapar un “Vayan a trabajar”, por lo bajo. “Algunos no, algunos nos decían ‘Vamos, chicas’, o nos alentaban”, aclaró Botheatoz.

Este miércoles a las ocho en punto compró el primer ticket del festival. Aunque se había prometido no llorar, apenas tuvo la entrada en sus manos se emocionó.

La joven de 34 años adelantó que tiene organizado llevar espuma y papel picado para festejar en el show junto a una amiga de San Pedro y al grupo de fans que conoció en la fila. Al finalizar el espectáculo, por supuesto, aguardará para intentar una fotografía con él.

“Espero poder renovar la foto”, dijo a La Opinión. Todos los años que pudo, Ingrid fue a ver al cantante y registró esos momentos con memorables fotografías junto a él. Este 2023 no va a ser la excepción.

Las canciones son tan significativas para ella, que las lleva en la piel: “Yo quería hacerme una tatuaje con una frase del flaco, pero no sabía cuál. Cuando falleció uno de mis abuelos, viendo una foto de mi nono, se me vino la imagen de Abel cantando una parte de una canción y no tuve dudas de lo que quería. Esa frase, ese ojo que mira al cielo, llora y las iniciales de Abel”.