Javier "Petete" Muñoz: su padre, La Ideal, La Rueda y la nostalgia para emprender la explotación de Mansa
La llegada del empresario al predio con concesión por 30 años, invita a repasar más de medio siglo de laguna y playa. La historia familiar con la empresa de colectivos de línea urbana y el servicio que cubría hasta el balneario en el que él acompañaba a su papá como chofer despertó el recuerdo y la emoción..
La concesión a mano privadas del exbalneario La Rueda (así nació) a manos de Jara Emprendimientos S.A., tiene un aspecto saliente: el inversor es de San Pedro y se trata de un exitoso empresario del turismo.
Si bien es una persona pública, más que hacer resaltar su figura, Javier Muñoz mantuvo un perfil y criterio que, para él, lo importante era el producto que promocionaba su firma comercial, cuyo nombre se centra en una tradicional, recordada y añorada empresa. La misma que nació con el servicio del transporte público de pasajeros cuando San Pedro aún tenía ribetes pueblerinos.
Hoy La Ideal es una de las grandes del país en turismo estudiantil, con ramificaciones en los principales centros de atracción y otros emprendimientos menores en San Pedro. En cambio, aquí, ahora apuesta por algo más grande.
Aquel pasado y La Rueda es un combo sentimental para él, que queda al desnudo cuando habla de su padre y los recorridos hasta el imborrable balneario de la bajada de Rómulo Naón. “Recuerdo que mi viejo elegía los colectivos que podían ir hasta La Rueda porque no todos estaban bien de motor, en condiciones para poder subir la calle bien empinada que era la del balneario. Por entonces no estaba la bajada de la Av. 11 de Septiembre”, contó, haciendo referencia a cuando la calle Tucumán era doble mano, ascenso y descenso hacia la costanera. “Hoy van a circular este y aquel colectivo que son los que mejor están para poder subir, señalaba”, que los fines de semana rebalsaban, especialmente los domingos.
“Hay una foto del Patrimonio Cultural de San Pedro donde se ve el colectivo, y yo iba con mi papá al lado. Era chico, tenía 11 o 12 años”, acotó.

Javier se hizo cargo desde muy joven y, sobre la base de su agudeza en la perspectiva del comercio turístico, lentamente fue creciendo. Los viajes estudiantiles para egresados de los niveles primarios y secundarios de la zona fue tan solo el primer paso: “Uno agarró una empresa familiar. La fuimos transformando, adecuando, nos acomodamos a las circunstancias que nos puso el país, donde nunca fue nada fácil, y hemos desarrollado el turismo con inversiones en provincias como Río Negro y Córdoba, y en San Pedro nada”.
Pero, ahora para San Pedro habrá algo. Piensa invertir y recuperar el antiguo predio, el que ya no tendrá esa extensa y dorada playa que se internaba en la “laguna”, pero tendrá lo necesario para un espacio público-privado.
“Alguien dirá que estamos haciendo un negocio. Es cierto, pero podríamos desarrollarlo en otro lado, en lugares donde existe una puja mayor, con una promoción turística mayor, pero no. Lo haremos acá”, dijo Javier, quien destacó un llamado que recibió de Mónica Epelde, del Hotel de Turismo, quien lo felicitó por la iniciativa. “Días pasados recordé a su padre, el “Negro” Epelde, que era del barrio Villa Igoillo y quien tenía el emprendimiento del Hotel de Turismo y La Rueda. Para gente como nosotros, retroceder hacia lo que fue nuestra infancia nos genera momentos emotivos”, sostuvo, lo cual evidencia con su voz.
Para Javier, la vida le enseñó cosas, “y me puso a prueba en un montón de otras. A veces mi círculo íntimo, de mi señora y mi hijo, me dicen hasta cuándo y para cuándo. Y les digo que esto es un desafío, que a su vez me trae un montón de recuerdos”. Y subrayó: “No me iré nunca a vivir a Bariloche o Córdoba. Nací en San Pedro, viví aquí y voy a terminar acá, aportando mi granito de arena con lo poco que aprendí en turismo, para la ciudad”.
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