Jubilados y artesanos: Melitón y Nélida, entre flores y caballitos de madera
Conejillos, canastos, bandejas, peluches y otras artesanías conforman la propuesta de venta en el puesto que una pareja de jubilados exhibe en el Paseo Público. Habrá flores para el Día de la Madre. Todavía no saben que la "equitación vegana" está de moda y los caballitos de madera pueden cotizar mejor.
El móvil de Sin Galera llega al Paseo Público y observa “caballitos de madera”. Habían pasado siete días desde que la integrante más joven del staff de La Opinión, Araceli Martínez, había generado una sección llamada “boludatos”. En fin, aquel sábado había hablado de las grandes competencias de equitación vegana que se disputan en distintos países del mundo con cotización similar a las de un pura sangre. Los participantes montan caballos de madera y el diseño juega un papel importante.
No hay casualidades, porque en un puesto de artesanos está Melitón Alvarenga, el jubilado de 74 años que dice que si no trabaja, se muere. Desde que pasó a cobrar la mínima se defiende a diario en ferias de artesanos y fiestas tradicionales que visita con su vehículo y los productos que fabrica junto a su esposa.
Nélida Duranga se ha quedado en su casa fabricando flores para el Día de la Madre. Ella es discapacitada motriz y por ello es dificultoso trasladarla al lugar. “Quiere venir pero hay que llevarla al baño y se me complica”, dice Melitón, que repite a cada rato que a les gusta estar juntos en este negocio que los mantiene activos.
Contento, oferta los equinos a “1200 pesos, ¡un regalo! y los más grandecitos 1800. Aparte tiene, mire acá, unos conejitos preciosos, 600 pesos; unos patitos, 700; unos perritos 700. ¡Es un regalo!”, y luego aclara: “Vendo cualquier cantidad, estoy re contento”.
“Soy jubilado, lamentablemente tengo a mi señora que es discapacitada y no me alcanza la jubilación, entonces tengo que venir a vender lo que fabricamos y, gracias a Dios, acá en San Pedro vendo muy bien, por eso estoy acá desde tempranito hasta las 18.00, que me parece que es un horario para que me vaya a mi casa a comer algo”, contó Melitón tras explicar que su vida ha sido una recorrida por distintos trabajos hasta que decidió recalar en San Pedro para siempre.
La pareja pasa los días de semana armando sus artesanías para distribuir en algunos clientes y los fines de semana disponen su puesto en la feria.
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