La bola cada vez es mas grande
El juego clandestino en la ciudad crece sin ninguna clase de impedimentos. Actualmente se especula con que en el partido funcionan cerca de treinta ruletas con distintos sistemas.
Es vox pópuli y para algunos “una novedad” el funcionamiento ilegal de ruletas y otros juegos de azar en distintos puntos del partido.
Se estima que cada ciudadano que se dedica a este entretenimiento gasta entre 3.000 y 200.000 pesos anuales en apuestas realizadas a través de los juegos de azar. Se habla de que reconocidos personajes de la ciudad han embargado casas, autos, camiones y lanchas para pagar las deudas contraídas a través del juego clandestino.
Las variantes son muy amplias: loterías, quinielas, bingos, lotos, casinos, caballos y en los últimos años; la proliferación de las máquinas tragamonedas. Se entiende que los juegos de azar clandestinos crecen con las crisis económicas de la región, y que ahora la recuperación económica regional multiplica la pasión por el juego.
Además queda en evidencia que el poder político, judicial y policial va de la mano para “hacer la vista gorda”, sino no se entiende la inacción, más aún cuando “en la calle todo se dice y se sabe… en la calle todos hablan”.
Nadie se anima a hablar en voz alta pero por lo bajo todo se sabe; bares, clubes, casas particulares y cyber son los centros de juegos y apuestas más comunes y frecuentadas en todo el partido. Increíblemente, uno de los lugares se encuentra en el medio de un frecuentado barrio acorralado en estos meses por una preocupante ola de inseguridad.
La concurrencia cada vez es más importante y así también crece la cantidad de víctimas del juego de azar y apuestas ya que es un problema de salud que afecta a muchos sampedrinos y que ha llegado a cobrarse una vida.
Quienes entienden del tema aseguran que en total son cerca de treinta las ruletas clandestinas que funcionan. Están las manuales, las electrónicas y las que reciben apuestas a través de computadoras. Todas violan las leyes vigentes por más que quieran disimular, hasta los cyber donde los apostadores se sientan horas y horas delante de un monitor, conforman un delito para el que la respuesta es: “no hay denuncia”. Se entiende que allí las apuestas son manuales por más que se pague mediante una tarjeta de crédito, ya que el negocio pasa también por la caja del lugar.
Frentes vidriados camuflados de color verde o negro, cyber disfrazados con enormes box o cortinados, son una marca registrada en la ciudad. Lo mismo sucede en casas particulares que reclutan gente de todas las edades y pasada la medianoche la concurrencia se incrementa notablemente, la señal más frecuente es la cantidad de motos y autos que se cuentan por decenas en el frente.
Lo más particular del caso sucedió semanas atrás en Río Tala, cuando en medio de una usurpación uno de los vecinos confirmó que el se encargaba de regentear uno de los lugares de mayor concurrencia en la localidad, otro de los sectores del que todos hablan pero nadie interviene.
Santa Lucía y Gobernador Castro no están exentos, pero como ocurre en la mayoría de los casos, existe un fuerte lazo político empresarial para generar uno de los negocios de mayor rédito en el mundo sin que nadie se interponga.