La imprescindible restauración del salón de actos de la Municipalidad de San Pedro: ¿priorizamos la politiquería o nuestro patrimonio?
Columna de opinión solicitada por el concejal Martín Rivas, a propósito de sus proyectos relacionados con el Salón Dorado del Palacio municipal
-Por Martín Rivas*
Un breve recorrido desde su historia a la actualidad
Fernando VI de España tomó la pluma y firmó la Cédula autorizando la construcción del Convento Franciscano en el Rincón de San Pedro Dávila de los Arrecifes, cuando el almanaque indicaba el 26 de agosto de 1748. Por la obra y el esfuerzo de los Padres Franciscanos, el terreno donado por el Dr. Fray Francisco Goycoechea se engalanó con la construcción de un convento, dando origen a nuestro pueblo, constituyéndose en faro de luz del Señor y sede para la educación y cultura, pues allí se educaron los hijos de los fieles esparcidos en San Pedro, Salto, Rojas, Arrecifes, Pergamino, de las Hermanas, San Nicolás… Cabe el recuerdo de la asistencia y formación allí de un alumno destacado a quien conocemos: Fray Cayetano José Rodríguez.
Los tiempos avanzaron. El 17 de noviembre de 1762, llegó Nuestra Señora del Socorro como Patrona, reemplazando a San Pedro y Nuestra Señora de las Nieves…
El 18 de mayo de 1826 llegó la Ley de Enfiteusis sancionada por el Congreso General Constituyente durante la presidencia de Bernardino de la Trinidad González de Rivadavia y Rodríguez de Rivadavia. A través de ella se llevó a cabo la reforma eclesiástica con una modificación en el seno de la Iglesia católica por la que pasaron a manos de la provincia muchos de los bienes de la Iglesia.
Fue en ese momento cuando, exceptuando la Capilla, el Convento pasó al uso del Estado y a su progresivo deterioro, pues ya no estaban los Padres Franciscanos para repararlo…
Llegamos así a comienzos de 1888, cuando el primer Intendente de San Pedro, don Máximo Millán, envió “un croquis del plan del edificio municipal que se proyectaba construir” confeccionado por el ingeniero arquitecto municipal don J. Nordman, aprobándose en la sesión del Honorable Concejo Deliberante del 2 de abril de aquel año, bajo la presidencia de Felipe de las Heras. Con la aprobación del contrato a don Juan Barbasio, realizada el 26 de septiembre de 1888 por el Honorable Cuerpo, se inició el proceso de la demolición del ya histórico Convento Franciscano y la construcción del actual Palacio Municipal. Los 5195 habitantes de aquel San Pedro comenzaron a sincronizar sus relojes con el instalado en la Torre del edificio tipo cabildo, conforme a la iniciativa de José Raffo en 1896.
En el período 1900 a 1905, estuvo a cargo de la Intendencia el Comisionado don Eduardo González Bonorino, autor de iniciativas importantes para el progreso del pueblo, ocupándose de la remodelación del edificio municipal y la terminación del Salón de Actos, inaugurado durante su mandato. Precisamente, para dotarlo de los elementos necesarios, se adquirieron alfombras y cortinados a la tienda “San Miguel” de Elías Romero y Cía. de la Capital Federal. Sillones de estilo francés y un piano de cola pasaron a engalanar el bello ámbito cuyas pinturas artísticas sobrevivieron al paso de los tiempos.
Hace cincuenta años, el entonces Comisionado Municipal don Eduardo Luis Donatti impulsó la restauración del Salón respetando su histórico diseño, operando el cambio de los encortinados por los aún existentes en el lugar.
Si prestamos atención, fueron dos Comisionados Municipales quienes se ocuparon del Salón: uno para terminarlo y amueblarlo y el otro para recuperarlo en su esplendor tan alabado.
Octubre 2024 - Actualidad
Y llegamos entonces a nuestros días, cuando propuse desde mi rol de Concejal el Expediente Nº 5332/2024 - Proyecto de Resolución. Solicitud al Departamento Ejecutivo Municipal de una partida especial en el presupuesto 2025 para reparar las paredes, restaurar pintura artística, evaluar cambio de cortinas y mantenimiento del piano del Salón de Actos.
Dicho proyecto fue tratado en sesión del Honorable Concejo y enviado al archivo, ya que los concejales de Unión por la Patria más un par de votos impredecibles, con inconsistentes argumentaciones, juzgaron tecnicismos de los considerandos y la existencia de otras prioridades en la comunidad.
Sinceramente sentí y siento asombro, ya que se trataba de solicitarle al Sr. Intendente que considere la posibilidad de incluir una partida especial en el Presupuesto para 2025, el cual está en etapa de preparación. Siendo esto solo una atendible y simple sugerencia para comenzar a visibilizar un tema que en estos 10 meses que llevo como Concejal Electo parecería ser un tema naturalizado: la decadencia del Salón Dorado.
Miré en ese momento las paredes corroídas por la humedad, la pintura original desaparecida, los encortinados afectados por demasiados años de uso, el piano de cola de González Bonorino arrumbado a su suerte, aun cuando su calidad lo habilita para funciones culturales, tan necesarias en San Pedro y más aún, cuando se dispone de un Conservatorio Provincial de Música en nuestra ciudad.
Resulta evidente entonces una vez más la desnaturalización del Poder Legislativo, ya que la función de Concejal, sea por la mayoría o por la oposición, es ocuparse de la legislación necesaria para, entre otros temas importantes, mantener los bienes del Estado, atendiendo a la cultura, a nuestra identidad, al patrimonio heredado de nuestros pioneros y a la educación como el crisol de la vida humana.
Ante la negativa votación mayoritaria sobre esta iniciativa, y su escueta justificación basada en “cuestiones técnicas” y en el empleo de los recursos públicos en otras prioridades, he pensado entonces en la opción superadora de la donación de un porcentaje de las Dietas de los señores Concejales y de los Funcionarios Políticos, con la finalidad de generar fondos para la realización de las obras propuestas.
De esto se trata simplemente el Proyecto de Ordenanza presentado mediante el Expediente Nº 5351/2024, ya que considero la conveniencia de dar un ejemplo de civismo patriótico, dedicando una parte de los emolumentos pagados por los contribuyentes para tan importante finalidad.
Sin dudas creo que este debería ser solo el comienzo de una serie de propuestas que apunten a reducir o compensar seriamente el “Gasto Político” de Secretarios, Directores y Concejales, quienes además no brillan por sus capacidades laborales.
En fin, el debate está planteado. En buena hora tendremos la posibilidad de ver hechos y acciones concretas sobre frases de campaña y panfleteos adolescentes típicos de los políticos sin vocación de servicio.
*El concejal Rivas envió a la redacción de La Opinión este texto con pedido de publicación, a propósito del debate sobre el deterioro del Salón Dorado que repusieron los proyectos que elevó al Concejo Deliberante. Como siempre, en el marco de la discusión democrática, se publica para sumar al intecambio de pareceres al que todos los lectores de este medio están invitados.
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