La mano milagrosa del Padre Ignacio estuvo en Baradero
Miles de fieles de toda la región llegaron a la vecina ciudad para presenciar la misa del famoso “cura sanador” de Rosario y recibir la imposición de manos. El Sacerdote Ignacio Peries colmó el anfiteatro y no se fue hasta tocar al último de los presentes. El fenómeno religioso que se vive a diario en la parroquia rosarina tuvo lugar en la zona.
Desde el viernes por la mañana, cuando el Secretario de Culto de la Nación Guillermo Olivieri confirmó que el reconocido “cura sanador” de Rosario, Sacerdote Ignacio Peries, llegaba esa tarde a Baradero para oficiar una misa, miles de fieles de toda la región comenzaron la peregrinación hacia la vecina localidad.
El anfiteatro Pedro Carossi fue el escenario para la homilía, que el Padre Ignacio accedió a realizar ante el difícil momento que vive Baradero tras el asesinato del joven Lucas Rotela, de 19 años, muerto a balazos por el policía Gonzalo Kapp.
El hecho de que el Secretario de Culto del Gobierno nacional sea oriundo de la ciudad que gobierna Aldo Carossi facilitó las gestiones. Así, los “milagros” del titular de la parroquia Natividad del Señor, ubicada en el periférico barrio Rucci de la ciudad de Rosario, desde donde construyó un reconocimiento nacional e internacional por las milagrosas curaciones de enfermedades terminales que se le atribuyen, llegaron a Baradero.
Misa e imposición de manos
La jornada presagiaba lluvia, pero las condiciones climáticas no fueron impedimento para que desde temprano miles de fieles llegaran hasta la zona para hacer la fila, porque además de la misa, el Padre Ignacio realiza imposición de manos a todo aquél que lo desee. De hecho, ya había comenzado el sábado y el sacerdote seguía poniendo las manos en la gente que pasaba por delante de él.
Ignacio Peries vive hace 20 años en Rosario. Oriundo de la India, su tez oscura y extraño acento al hablar dan cuenta de su condición de extranjero. La mirada del “cura sanador” es algo que destaca todo aquél que tuvo la oportunidad de estar cerca suyo: penetrante, transmite solidez, paz y esperanza. Por ello, aseguran que quien lo tuvo en frente no lo olvidará jamás.
En Baradero hubo unas 4.000 personas de toda la región que asistieron a la misa, que comenzó pasadas las 17.00 en un anfiteatro colmado. El Padre Ignacio no suele salir de su parroquia, por lo que la oportunidad era única.
Acompañado por los sacerdotes de las iglesias baraderenses, con el Secretario de Culto y el Intendente Carossi entre el público, separados, Peries ofició una misa en la que habló sobre la búsqueda de Dios por parte del hombre, de las cruces que cada uno debe cargar y la omnipresencia divina que ayuda a sobrellevarla.
En ese marco, bendijo a la ciudad para que halle la paz, tan ansiada en los aciagos días que la comunidad atraviesa tras el asesinato de Lucas y a poco de cumplirse un año de la muerte de Giuliana y Miguel, que desataron una pueblada y serios incidentes en la Municipalidad.
Comprometido a que nadie se fuera sin la imposición de manos, el Padre Igancio finalizó la misa, descendió hacia donde se encontraba el público y comenzó la tarea: bendecir, tocar, abrazar a los fieles, para recibir lágrimas y sentidos agradecimientos.
Muchos fueron por primera vez, otros ya habían visitado su parroquia, pero querían estar ahí.
El cura lleva la cabeza del fiel al corazón, mientras sus colaboradores señalan qué tienen que rezar, cómo peticionar por su enfermedad o la de sus familiares y el agua bendita que deben tomar.
La sorpresa que relatan muchos es que sin que haya tiempo para explicar la dolencia, el sacerdote “percibe” lo que le sucede y señala lo que debe hacer para, desde el punto de vista religioso, ayudar a la solución, que en varios casos llega con la sanación del mal que aqueja.
El fenómeno del Padre Ignacio
Todos los fines de semana, el párroco recibe a miles de fieles de todo el país en su parroquia Natividad del Señor de la ciudad de Rosario, a lo que dedica una importante cantidad de horas de su rutina diaria.
Olivieri explicó que el sacerdote “atiende a las personas que tienen alguna enfermedad terminal, pero también lo visitan empresarios, novios que van a casarse. Atiende por turnos, porque es complejo, tiene un equipo de personas que lo acompaña”.
Desde hace 20 años vive en esa ciudad santafesina, donde aseguran que a través de la imposición de manos ha curado a varios enfermos de cáncer y otras afecciones terminales. El Padre Ignacio es titular del movimiento mundial Cruzada del Espíritu Santo.
Poco afecto a dar declaraciones a la prensa, en alguna oportunidad supo decir que no es un “cura sanador”, como lo llaman: “Uno sólo se siente instrumento de Dios. Él es el que obra. Es un don, una gracia o como se quiera decir. Lo único que sé es que doy la paz y la tranquilidad de Dios a la gente”.