A finales de noviembre de 2016 se abrieron los sobres de la licitación para la explotación de la terminal local, con confitería, locales comerciales y el toque de plataforma. Quien ganara pagaría apenas 10 mil pesos al mes, por tres años con opción a dos más. Baños nuevos; instalación de gas y electricidadpara la confitería; acondicionamiento de los techos de todo el edificio, habitaciones, cocina, sala de espera y comedor de la planta superior del edificio, que debía quedar “en buen estado de funcionamiento para la instalación de oficinas”, formaban parte de las obras obligatorias. Sin embargo, el Gobierno municipal no elevó al Concejo Deliberante la única oferta porque el empresario Javier Basante, actual concesionario y quien desde 2008 tiene a cargo la terminal, desistió de su condición de único oferente y la licitación fue declarada desierta.
Funcionarios del Ejecutivo confirmaron a La Opinión que esa decisión fue tomada luego de que no se presentara la documentación requerida, que implicaba el tratamiento por parte de los concejales al haber una oferta única. Pero además confiaron que el propio empresario desistió luego de la polémica relacionada con el hecho de que fuera él mismo quien siguiera al frente de la explotación, tras cumplir el plazo de la concesión inicial y pasar varios años en situación irregular porque el Estado no convocaba a un nuevo concurso. El Ejecutivo debió hacer el segundo llamado a licitación desde entonces, aunque por ahora de esto no hay noticias. Mientras, algunas quejas sobre las condiciones de la terminal se repiten. “En la Terminal llueve más adentro que afuera”, reportó una vecina durante el último temporal mientras esperaba su colectivo.