El texto fue compartido por Renacer San Pedro, un grupo de padres que se enfrentan la muerte de sus hijos. Pertenece a Alicia Schneider y Gustavo Berti, el matrimonio cordobés que fundó Renacer en Córdoba tras el fallecimiento de su hijo de 18 años.
El hombre que se levanta por encima de su dolor para ayudar a un hermano que sufre, trasciende como ser humano. Dolor es “duelo”, cambiemos la palabra dolor por la palabra “duelo”. Entonces, tengo que levantarme por encima de mi “duelo”, para ayudar al hermano que sufre. Levantarme por encima de algo quiere decir, pasarlo, dejarlo atrás, no quiere decir que tengo que elaborar mi duelo para luego ayudar al hermano que sufre; NO, tengo que dejar mi dolor atrás y en ese proceso trasciendo como ser humano.
Trascender significa estar fuera de uno mismo.
Víctor Frankl sostiene que el hombre es un ser trascendente, que siempre estará orientado a otra persona, a una tarea o a una misión que llevar a cabo. ¿Qué pasa cuando salgo de mí mismo, cuando me trasciendo? ¿qué pasa con mi dolor?
El dolor queda afuera, cuando mi ser salta por encima de “duelo” para ayudar a una persona, a quien yo necesito, pues, si bien es cierto que esa persona me necesita a mí, soy yo quien necesito a esa persona, ésta es la esencia de Renacer y quien no lo comprenda, no solamente no pueden ayudarse, sino que es egoístas.
Esto hay que decirlo.
Yo no voy al grupo a sentarme y lamentarme por lo mal que me siento, voy al grupo a buscar de qué manera puedo ayudar a ese papá que está frente a mí, a quien yo necesito. Cuando yo miro a los ojos a ese papá, me dice, “no me abandones”, porque yo estoy igual que tú y te necesito. Pero, si yo a ese “no me abandones” del otro, no le respondo ¿estoy siendo una persona moral? Ciertamente que no.
Ya ven ustedes como el grupo entra a moverse en la dimensión de lo moral y cuando nos movemos en la dimensión de lo moral, la dimensión de lo psicológico queda afuera, no existe; estamos en una dimensión superior, en un plano superior a lo psicológico.
Es necesario saber que durante los trabajos de elaboración de sentimientos y emociones desaparece todo atisbo de trascendencia del ser humano; estamos entonces frente a un ser doblado sobre sí mismo, encapsulado en su propio dolor y ajeno al sufrimiento de quien está frente a él.
Es imposible, que a partir de la mera elaboración de un duelo, un proceso absolutamente individual y despojado de toda trascendencia, puedan surgir individuos libres para elegir ser mejores, más compasivos y solidarios con el dolor ajeno, capaces de elegir la manera de sufrir, abiertos al mundo y a aquellos con quienes comparten dicho mundo, y puedan hacer honor a la frase de Víctor Frankl: “El hombre que se levanta por encima de su dolor para ayudar a un hermano que sufre trasciende como ser humano”, aunque sea proclamada a los cuatro vientos.
Se puede objetar que es un camino difícil y que quizás no todos puedan seguirlo, se nos propondrán alternativas más fáciles y más tentadoras, como es un duelo convencional, frente a esto sólo podremos escuchar a nuestra conciencia y la silenciosa voz de nuestros hijos que siempre han de morar en ella, que han de indicarnos el camino correcto, no el más fácil.
Es por eso, que Renacer nos pide que asumamos el desafío, que tomemos el camino más valioso, aquel que nos lleva a renunciar a nosotros para pensar en el hermano que sufre.
Pero ésta demanda que recae sobre nuestros hombros no queda sin recompensa, puesto que, sin proponérnoslo, mientras más renunciamos a nosotros, mientras más nos olvidamos de nosotros y nuestras emociones, más cerca estamos de nuestra esencia, de aquello que verdaderamente somos: Seres Humanos
Alicia Schneider Berti – Gustavo Berti
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