Las “tipas de la plaza” también tendrán su código QR y habrá que protegerlas
Proyecto Patrimonio Verde continúa con su incesante trabajo en defensa del arbolado público. Insiste en revalorizar cada ejemplar, sobre todo aquellos que han sido testigos de nuestra historia. Ahora sampedrinos y turistas podrán saber más de su existencia.
Alumnos de diferentes establecimientos educativos de la ciudad y localidades respondieron de manera positiva a la invitación recibida por parte del grupo de voluntarios que integran el “Proyecto Patrimonio Verde” para conocer ejemplares centenarios con los que cuenta la comunidad en espacios públicos y de esta manera, darles el valor que les corresponde como patrimonio cultural. y en esta oportunidad, el centro de actividades se fijó en la Plaza Constitución, donde 130 Tipas de más de cien años fueron visibilizadas por los niños y los jóvenes.
Representantes de la Asociación de amigos del Centro de Estudios Históricos, Conciencia Ecológica, el INTA, de la Cámara de Viveristas, guías turísticos, de la Asociación Sanmartiniana, profesionales de todos los sectores y vecinos se han agrupado para comenzar con las actividades de defensa y protección de los árboles históricos con los que cuenta la comunidad. Ya se ha incorporado el código QR en el retoño del Pino de San Lorenzo que se erige en la plazoleta frente a la Escuela Normal y próximamente, quizá antes de finalizar noviembre, será el turno de las “Tipas” de la Plaza Constitución y la plazoleta “Fray Cayetano Rodríguez”.
Como actividad recreativa, ilustrativa y para crear conciencia, los integrantes del proyecto compartieron actividades con más de 300 alumnos de nivel primario y secundario de las escuelas Ntra Sra del Socorro, San Francisco de Asís y N° 1 Domingo Faustino Sarmiento
Las actividades realizadas por los alumnos estuvieron guiadas por integrantes de Conciencia Ecológica, quienes aportaron datos sobre la historia de las Tipas Centenarias que se encuentran en la Plaza, plantadas en el año 1905 y que ya llevan 119 años creciendo y siendo testigos silenciosos de innumerables acontecimientos sociales e institucionales y del crecimiento de la comunidad, a pesar de haber sufrido podas incorrectas, pintadas, poco cuidado y hasta ser sostén de cartelería clavada o atada a sus troncos.
Bajo la consigna “los árboles son como mensajes entre generaciones que no nos conoceremos”, docentes y alumnos compartieron historias, abrazos y emociones que quedaron plasmadas en cartas y mensajes escritos por los participantes.

La participación de los alumnos de la Escuela Agraria N°1 fue más técnica, considerando la orientación educativa de este establecimiento, los alumnos tomaron mediciones en los ejemplares de la Plaza Constitución. A una altura de un metro treinta centímetros del piso se tomó la circunferencia de todos los árboles, dividiendo la tarea en cuatro grupos, con la ayuda de personal del INTA San Pedro.
Las 130 Tipas que rodean el que fuera uno de los espacios verdes más preciados de la comunidad aportan un paisaje natural inigualable a pesar de la intervención del humano.
Aunque aún no se ha fijado fecha exacta para el descubrimiento del código QR de las Tipas de la plaza, podemos adelantar que será hacia finales de este noviembre y que con solo acercar un lector con un celular, se podrán conocer detalles de su origen y su historia, sobre el paisajista Carlos Thays y su paso por San Pedro, características de los árboles y fotos históricas de la Plaza Constitución y la Plazoleta Fray Cayetano Rodríguez.
Estos árboles que llevan 119 años creciendo en el casco histórico de la ciudad, merecen el respeto de todos, el cuidado de toda la comunidad y el agradecimiento por formar este pulmón que renueva a cada instante nuestro aire puro.
Para generar aún mayor conciencia sobre la importancia del patrimonio verde con el que contamos los sampedrinos, aportamos la leyenda de la Tipa, colaboración del Ingeniero Osvaldo Valenzuela.
Cuenta la leyenda que un joven llamado Felipe, conquistador y colonizador andaluz, en sus años de trajinar lugares exóticos se enamoró de una bella indiecita, llamada Tipuán, y ella también se enamoró de él. Convivieron mientras él estuvo por esas tierras, pero quedó sola con dos pequeños cuando Felipe fue enviado a otros destinos y conquistando otros amores.
Tipuán y los niños extrañaban mucho a Felipe, le enviaban cartas con cuanto viajero pasaba, hasta notas con aves mensajeras. Pasado mucho tiempo, el andaluz cansado ya de sus andanzas y casi borrado de su memoria, encontró el camino de regreso a su hogar; allí halló a Tipuán en singular y misteriosa metamorfosis. Sucedió que después de la angustiante espera sus piernas comenzaron a dilatar y sus pies enraizaron al suelo, su cuerpo fue adquiriendo una áspera esbeltez vegetal. De sus brazos, manos y dedos brotaron ramas y hermosas flores amarillas que caían formando una alfombra sobre la hierba, cubierta de hojas verdes que comenzaron a gotear y sus semillas se dispersaban por todo el territorio; y subían por su tronco enredaderas entrelazadas entre sí, como un amoroso abrazo.
Dicen que la Tipa o Tipuana Tipú representa a esa indiecita, a la espera de su amado, enviándole mensajes con el vuelo de las flores y semillas, las gotas que caen de las hojas son lágrima por el amor ausente y las enredaderas con los bracitos de sus hijos que la abrazan y sobre ese manto precioso de flores amarillas duerme para siempre ese esposo ingrato.
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