Cuando llegué a hablar con Mercedes, el teléfono fijo sonó. Nelsa, su hija, atendió y le explicó a Mercedes que era un llamado desde Ushuaia. “Sí, es un chico que yo cuidaba. Me llama mañana y tarde a ver como estoy. Iba a venir para el cumpleaños y no pudo viajar, lo que pasa es que no anda bien de salud, pero siempre me llama. Hasta los 18 años, lo crié yo”, explica Mercedes.
“En el 49 vino”, aporta Nelsa, quien la ayuda a recordar. En ese año, Mercedes llegó a San Pedro. Para ser exactos: un 9 de julio. Nelsa tenía dos años, y Andrés, otro de sus hijos, cinco.

“Yo vine porque mi marido compró el colectivo y entonces compró la casa. Vino él primero y después vinimos nosotros. Ahí estuvo hasta que se jubiló y un poco más”, indica Mercedes. La historia de su vida en San Pedro comienza así, ligada a la empresa de colectivos “La Ideal”.

“Él empezó con el colectivo cuadrado; después, con los colectivos que había nuevos. Hacía recorridos hasta la estación, del Boulevard y seguía por Pellegrini hasta la estación, volvía por Mitre hasta acá”, dice Mercedes, refiriéndose a la casa familiar.
Masanés arrancaba la jornada a las seis de la mañana y terminaba entrada la noche. “Pero no hacía todo, tenía empleados, había distintos turnos porque eran 5 colectivos”, indica Mercedes. A veces, cuando le tocaba llevar gente al campo o a los bailes, se acostaba a las 3 o 4 de la madrugada. Mientras, Mercedes limpiaba el colectivo. A las 6.00, su marido ya estaba de nuevo sobre ruedas: “Había que trabajar y dar el recorrido del pueblo”, recuerda ella y me muestra algunas fotos, tickets, y otros objetos de aquella época.

Mercedes nunca imaginó llegar a los 100. “¡Qué iba a llegar”, dice entre risas mientras piensa en todo lo que tuvo que trabajar, cuidar de sus hijos, en el día a día. “Pero llegué. La gente se acordó toda. Gente que ni conozco me saludó. Hasta ayer tuve gente porque no podían venir el día del cumpleaños. ¡Se acordó tanta gente! Los del sanatorio, los que hace 20 años me conocen se acordaron de saludarme”, dice Mercedes y asegura: “Estoy recontenta, porque si se acuerdan todos de mí habré sido buena. Si no, no se acordarían tanto”.

Mercedes Puy tuvo un kiosco, trabajó en distintos negocios. Además, fue costurera, cosía para la tienda “La Palma”, que estaba “a una cuadra del Butti, por Mitre”, cuando estaba en casa. ¿Le enseñaste a tu hija a coser?, pregunto, y ambas largan una risa en simultáneo. “A mi hija no le gusta coser, ¡ni cocinar siquiera le gusta! Ella fue empleada de Fiat, se jubiló ahí, tiene tres hijos”.
En los tiempos libres, en ese tiempo, Mercedes disfrutaba de hacer cosas de la casa, limpiar, hacer la comida. “Para los chicos tenía una señora que los cuidaba cuando yo estaba en el kiosco”, precisa y describe esos momentos como placeres. ¿Y qué le gusta comer? “Lo dulce, todo dulce, caramelos, bombones, y comer con leche cosas dulces. ¡Bah!, como de todo, pero el chocolate sigue siendo infaltable”, dice. Nelsa menciona el Mantecol. “¡Ju! Si habré comido Mantecol. Cuando me voy a acostar miro televisión hasta las 11 o 12 de la noche, pero algo tengo que tener: bombones, caramelos, chocolate. Ahora que estoy sola, porque mi marido falleció hace 15 años, ceno, me acuesto, y debo tener dulce ahí en la cama”, cuenta Mercedes y agradece “nunca tener malestar de estómago”.
La pandemia la pasó bastante bien, pero sentía decaimiento y hubo que cuidarse mucho. “Yo no salí de acá adentro, para nada, él único que venía era el doctor, había que reforzar un poco, no tenía fuerza, estaba débil”, cuenta. Sin embargo, pudo superar esos meses para soplar “las 100 velitas”.

¿De años anteriores qué es lo que más extrañas?, pregunto. “Disfrutar lo que podía, yo tenía chicos chiquitos, mi marido trabajaba así que estaba sola”, dice. Su hija agrega: “La familia no estaba acá. Había una parte en Rosario y otra en Galvez, pero no había familia nuestra en San Pedro. Sobrinos le quedan dos, los otros fallecieron”. “Mi familia ya se fue toda, yo llegué a los 100 no sé cómo”, acota Mercedes, y queda algunos segundos en silencio. Por último, quiero saber qué consejo les da a los jóvenes. “Que se cuiden, hay mucha droga, hay que cortar con eso”, asegura.
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