Con el siglo en que vivimos, se siguen alejando las fechas de los acontecimientos y los sucedidos, y así los vamos recordando cada año y uno tiene presente lo difícil que debió ser en aquellos principios aquella “primera vez” de cada suceso, cada cambio, aquella lucha día a día contra los elementos para que –con la participación de los inmigrantes llegados de todas partes – se fuera formando alrededor de aquel Convento Franciscano, levantado sobre la barranca del Rincón de los Arrecifes, el pueblo de San Pedro, el que hoy orgullosamente habitamos.
Desde aquel octubre de 1735, en que alguno fija como inicio de aquel lejano reducto primigenio hasta hoy, pasaron tantos “inviernos”, tantos días para recordar, tantos días para olvidar, que muchos de ellos se han quedado en el olvido, y otros tantos no se quieren recordar.
Hoy trataré una fecha que creo que merece ser recordada y hasta “festejada”. Esa fecha es el 20 de febrero de cada año como ‘el día del civismo en San Pedro’.
Ese día y mes, allá por el año 1856, en la sala del Juzgado de Paz del Partido de San Pedro de los Arrecifes, sus autoridades dejaron incorporado a la Democracia Comunal Argentina, a esta población, que ya para principio del siglo diecinueve, iba llevando una activa existencia urbana, sostenida y apoyada durante varias décadas por la pujanza de los habitantes, que hicieron prosperar el Partido con su trabajo intenso y sin pausa, trabajando los campos circundantes, con su agricultura y su ganadería.
Ya para entonces, los sampedrinos habían participado activamente de los acontecimientos funcionales de la nacionalidad, como sucedería en los primeros años del siglo 19, en 1806 y 1807; sus vecinos arengados y organizados por el entonces Cura Párroco de San Pedro, el Presbítero Feliciano Pueyrredón, se alistaron como voluntarios, para intervenir en la Defensa y Reconquista de la ciudad de Buenos Aires, de manos de los “piratas”, en aquellas recordadas Invasiones inglesas.
Así también en mayo de 1810, toda la población se sumó con entusiasmo al movimiento emancipador de la Metrópolis; así como en la resistencia a la “tiranía rosista”, apoyando el desembarco de las fuerzas de Lavalle en 1840, o junto al General Mansilla oponerse al paso de la flota Anglofrancesa, cuando remontaba el Paraná en 1845, allá en el paso de Obligado, y más tarde festejó el triunfo sobre Rosas en Caseros, con fervor y alegría.
Tantos años de práctica de la Democracia y su amor a la libertad, en la elección de las autoridades locales que se fueron alternando en el ejercicio de su mandato. Así llegaría, con el tiempo, a ser el pujante Centro Urbano de hoy, ascendido a la categoría de Ciudad el 25 de julio de 1907.Espero que no lo olvidemos.
El próximo 20 de febrero de 2014, se cumplirán los primeros 158 años de este verdadero hito destacado del Civismo Sampedrino.
Miguel Blas Cermelli
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