Pueden ser voluntarios o no, que por acción u omisión, en forma deliberada o no, que de alguna forma o manera afectan el bienestar, la estabilidad social y económica, impidiéndoles, o negándoles la posibilidad de desarrollar una vida sin apremios, de poder disfrutar de los bienes ganados en momentos de su plena actividad, transportándolos a un campo de privaciones, de inestabilidad social, de crisis económica y quebrantos de la salud física y psíquica, hundiéndolos en un pozo de angustia y la desesperación.
Todo ello ocasionados en momentos de su mayor fragilidad como ser humano,
Incapaces de poder defender lo que por ley les pertenece, a pesar de que la misma justicia ordenara que se les pague lo que se les deben, les retacean, se los margina, se los discrimina, se los posterga, y miles de ellos caen en el más allá sin haber podido disfrutar en vida, lo que en verdad fue de su pertenencia. Se fueron, sí se fueron de este mundo, con plena amargura. Ahora, hay que preguntarse por quiénes doblan las campanas. La planificación y ejecución de esta medida sin precedentes en el mundo, llevadas a cabo contra los pobres Jubilados, merecen un alerta a nivel mundial, para que no se repita “Nunca Mas”.
Marcos Attias – DNI. 4055724 – [email protected]
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