Los violentos no se dan tregua
Tras el hecho ocurrido hace tres semanas atrás donde tres jóvenes resultaron heridos, los sucesos violentos en el barrio San Miguel, no disminuyen. Hubo tiros, corridas y pedradas.
Los vecinos ya no aguantan más. Los constantes episodios de violencia ponen en riesgo a quienes allí habitan, “no se puede salir a la vereda ni ir al almacén”, aseguran.
No existen medidas de seguridad que aplaquen el temor de las personas y terminen con las andanzas de estas bandas. Diariamente se suceden corridas, agresiones, pedradas y disparos. Además, dicen haber sido testigos de serios disturbios en los que participan grandes y chicos, mujeres y varones. En el barrio San Miguel no hay límites, no hay seguridad.
Las noticias emparentadas por las quejas de los vecinos no son nuevas. Se encolumnan detrás de tantas denuncias realizadas que jamás tuvieron respuestas.
El pasado domingo, el escenario elegido volvió a ser la intersección de las calles Javier Rivero y Bozzano. Un punto en donde últimamente se han registrado varias situaciones de características similares. Sin ir más lejos, hace sólo tres semanas, se produjo un duro enfrentamiento entre jóvenes que terminó con tres heridos de diversa consideración y lo sucedido el domingo no sería ajeno, puesto que algunos de los involucrados serían los mismos.
Al parecer, no hay una cuestión en particular, pero los motivos siempre giran en torno a historias personales, cuentas pendientes, traiciones o bien pasionales.
Según testigos, los incidentes comenzaron alrededor de las 19 horas. Un joven se paró con una postura desafiante en el medio de la calle, con una escopeta recortada en sus manos, amenazando a quienes transitaban por el lugar y a los propios vecinos. Como respuesta a la actitud tomada por este hombre, una mujer de contextura física pequeña, no mayor de 20 años, salió a hacerle frente con otra escopeta. Es más, los vecinos aseguran que hubo algunos disparos, y que milagrosamente no hubo que lamentar víctimas.
Lo peor sucedió cerca de las 24 horas cuando se encontraron en ese mismo lugar un grupo de jóvenes que serían quienes mantienen un serio enfrentamiento.
“La mayoría estaban drogados y alcoholizados, ya que se juntan desde temprano en una casa vecina”.
Hubo lugar para todo, corridas, gritos, piedras y hasta un tiroteo que también puso en peligro a los vecinos del barrio San Francisco de Asís, ya que el episodio se desató en el límite de ambos barrios.
La preocupación y el temor crecen a diario, la tensión entre los grupos conflictivos va en aumento y lo más grave sería que se cobre alguna víctima inocente.