María Alegre: años de servicio entre bondades y adversidades que hoy no guardan rencores
Se jubiló después de 37 años en el Ministerio de Trabajo de la Provincia. A lo largo de este período tuvo pasatiempos agradables y otros donde, con un gran espíritu de lucha, supo imponerse a los percances. Una caravana familiar la acompañó hasta 25 de Mayo y Dávila, donde recibió un saludo de sus compañeros y un mensaje del ministro Correa.
Después de 37 años de labor en el ámbito del Ministerio de Trabajo, María Alegre ahora disfrutará, aún más, de su familia.
Todos dejan marcas en su puesto laboral, y este caso no escapa a una realidad. Sus amplios conocimientos en materia laboral y su respetada figura por su carisma y afable trato hacia quienes la acompañaron durante casi cuatro décadas, forman parte de sus antecedentes.
Ingresó en 1988 cuando era delegación de la Secretaría de Trabajo. Debió transitar por este camino hasta los 66 años, más de lo debido -las mujeres se jubilan a los 60 años con 35 de antigüedad bajo el régimen de IPS- por una situación que tuvo que enfrentar, y que la Justicia terminó resolviendo a su favor.
María -hija de Wenceslao, titular de la CGT San Pedro en los 80- tuvo una pausa en las oficinas de San Pedro por un trance, donde enfrentó “a sus propios compañeros partidarios”. Entre 2009 y 2014 trabajó en Baradero.
“Tuvimos un conflicto, que como siempre le digo a los chicos, forma parte del pasado. Ya los perdoné a todos porque era la única manera que podía sanar el daño que nos habían ocasionado. Forma parte del pasado, ya está, ya terminó, y logré a través de la Justicia volver a mi puesto de trabajo”, contó María a Lili Berardi en Sin Galera.
El fallo a favor se dio en el 2014 y en San Pedro un escritorio la esperaba nuevamente. No dejó de reconocer a quienes compartieron esos momentos, donde destacó a titular de la Delegación baraderense, el Dr. Liaudat, pese a ser presionado por el propio ministro de Trabajo de entonces.
Y ahora esperaba con ansias el momento de su último recorrido en bicicleta, la misma de siempre, la que compró con el primer sueldo y que es su medio de locomoción cuando enfrenta las calles sampedrinas, además de su fiel compañera: “La hice pintar tres veces y la conservo intacta”, explicó.

¿Qué era lo soñado para ese día? “Había organizado una despedida que sea única. A mi familia, que ellos me aman y yo los amo, mis nietos principalmente -junto a Luis Fasce, su esposo, tienen ocho nietos-, que ya son chicos adolescentes, les dije cómo sería. Voy a hacer una caravana en bicicleta que será mi último recorrido saliendo de mi casa, en calle Uruguay, por la calle Pavón”.
Y hacia allá salió con sus nietos, su esposo y una de mis hijas. Su lugar de destino era 25 de Mayo y Dávila.
La caravana fue una fiesta, e incluyó una tira de latas atadas al portaequipaje de su rodado, bocinas, silbatos, que denotaron que algo importante estaba pasado, o al menos despertó la inquietud de los vecinos.
“Lo que más me sorprendió fue la actitud de la Dra. Sofía Rotundo, mi jefa actual. Vino un funcionario de la Plata en nombre del ministro, cuando había organizado un desayuno para mis compañeros de trabajo y para mis hijos y mi familia. Me expresó unas palabras que me conmovieron. Al rato me dice ‘María va a recibir un mensaje’ y el ministro de Trabajo -Walter Correa- me mandó uno muy conceptual de reconocimiento”, contó.
Para María vale la actitud, el gesto… “De pronto un ministro me llama. Hace unos años atrás otro me tiraba munición gruesa en medio de un tratamiento oncológico que estaba haciendo. Lo soporté y salí adelante. Lo superé, gané en la Justicia, volví a mi puesto de trabajo y de pronto hoy, en mi retiro, un ministro me manda un mensaje que me ubica en el lugar”, reconoció
Muchos dirían hasta acá llegué. En cambio, María Alegre no se cruzará de brazos a esperar que “la atiendan”. Más bien, lo contrario: “Todo bien, en paz, en tranquilidad y con la satisfacción del deber cumplido”, dijo reflexionado. Y adelantó que los proyectos familiares no se detendrán y lanzó un dato: “Nos apasiona construir casas”.
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