Medicina funcional: Erica Schällibaum, la médica que propone “curarse” comiendo bien
Es egresada de la Facultad de Medicina, cursaba una maestría en el Hospital Austral cuando se descompensó y un tratamiento de quimioterapia la llevó a preguntarse sobre los alcances de su profesión. Hoy maneja su consultorio con un abordaje integral de la salud que invita a cambiar hábitos de alimentación. El video y el reportaje completo.
“¿Con qué se alimenta mi tumor?”, esa pregunta clave que se escuchó en las oficinas de La Opinión desencadenó el interés en una entrevista con Erica, la médica que primero le dio batalla a su propia enfermedad y que luego transformó en una propuesta para sus pacientes: cuidar la maquinaria con buen combustible.
El sábado por la mañana, la profesional concedió una larga entrevista en la que logró explayarse sobre los beneficios que proporciona una alimentación saludable y la primera pregunta fue el disparador: “Vas a tener tu hijo, te das cuenta de que esa máquina que te entregan es para siempre y la tenés que cuidar; ¿qué combustible le vas a poner?: leche de madre”, le dijo Lilí Berardi.
De allí en más, Erica describió lo que implica esa maquinaria perfecta que es el cuerpo humano, cómo funciona y de qué modo, al igual que un motor bien afinado, necesita nutrirse de manera adecuada desde mucho antes de ver nacer a un hijo.
“con solo cocinar en casa, ya ganamos un montÓn. Si al bebé le podemos ofrecer una fruta o vegetal, avanzamos un montÓn”
“Es muy importante cómo se alimenta esa mamá, y por eso tiene que saber qué es comer saludable y qué no. Ser vegano, vegetariano, a dónde vamos. No hay que ser nada. Hay que comer comida de persona”, indicó con absoluta sencillez y para apelar a ingesta de alimentos orgánicos, entre lo que no excluye carnes siempre que provengan de animales que también estén correctamente alimentados.
“Es comida que no va a contramano de nuestra biología. Frutas verduras, carnes de cualqueir animal”
Las enfermedades autoinmunes, las denominadas “terminales”, las crónicas, las infecciones, la conducta para generar un buen descanso, la crianza de los chicos; todos los temas que la llevan a proporcionar el tiempo necesario a cada paciente que se acerca a la consulta a las que suele dispensar una hora de abordaje sobre las características de esa persona que llega para curarse de algo.
“Le dedico tiempo porque se ve que me gusta hablar, pienso que si uno entiende en profundidad el porqué, si yo te explico, vos podés tener las herramientas para elegir que querés hacer”, asevera antes de apuntar a los cambios de hábitos alimentarios.
“Desde mi experiencia, y la forma en la que lo he transitado es hacer pequeños cambios cotidianos. No se puede pasar del cero al cien”, señala respecto a quienes creen que de un día para otro deben mutar de vida. “Nos gusta, disfrutamos de vivir en distancias largas”, agrega como ejemplo para cuidar día a día ese bien tan preciado que es el cuerpo con sus “dos cerebros”: la mente y los intestinos, que son los que manejan y filtran toda la información que cada ser humano le da a su organismo.
“Es difícil a veces encontrar un equilibrio. Si los cambios de hábito generan un stress hay que replantearse, porque es contraproducente”
Erica entiende que cada vez que se introduce un alimento al cuerpo, la información que lleva circula por todos los rincones. Desde el cerebro que recibe el estímulo a la sangre que deriva y recorre o a la correcta digestión que procura en dos horas posteriores a la última comida del día. Sí, eso dice Schällibaum: dos horas después de la última comida del día hay que preparase para un profundo descanso que le otorgue tregua al trabajo intenso que le hemos dado a cada órgano durante toda la jornada, especialmente al cerebro.
“Biológicamente estamos preparados para disminuir la luz más temprano de lo que hacemos. La melatonina se ve inhibida por la luz, hay que preparar el ambiente para ir a dormir. Una de las cosas que tenemos que hacer es apagar luces, priorizar los colores naranjas”, indicó antes de advertir “no prender la luz del baño a la noche, la exposición a la luz te despabila”.
Esas y otras recomendaciones a las que cualquier persona puede acceder buscan con sencillez salir de la lógica del medicamento como única alternativa para obtener resultados inmediatos.
“Antes no iba a ningún lado si no tenía Mylanta; con la medicina natural se puede hacer lo mismo”
Schällibaum dijo muchas cosas, proporcionó ejemplos sencillos, apeló a la cocina en casa, relató cómo se maneja con sus hijos y en qué momento “le empieza a hacer ruido” cuando se preocupan en demasía por saber si algo les va a hacer bien o mal. Propone huertas o consumo de productos de estación. En fin, quien tenga tiempo y deseos de disfrutar de la nota completa y compartirla no tiene más de darle “play”.
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