El Domingo pasado a las 19:30 horas Monseñor Cardelli comenzaba la misa del centenario con estas palabras: “Pidamos humildemente perdón para dar comienzo en paz”. Con una Parroquia con más concurrencia que lo habitual pero que no desbordaba de fieles, y con la ausencia del Padre Horacio y el Padre Sergio, el Obispo de San Nicolás iniciaba la tan anunciada misa. En su homilía llamaba a la reflexión a toda la comunidad católica de nuestra ciudad diciendo “Hacer una reflexión desde la luz de la Fe de este acontecimiento histórico que estamos celebrando”. Aferrándose a los comienzos católicos de nuestras tierras con la llegada de los Franciscanos hace 260 años, sostuvo que con este proceso de la globalización muchos confunden la Biblia con el calefón,” nos pronunciamos por leyes de muerte y no de vida”. Comentó cual es la vida del verdadero cristiano y llamó a la unidad de la comunidad católica sampedrina, se pronunció con la necesidad de unión “Nos falta prolijar más los instrumentos, lijar las aristas que nos lastiman, que logremos acomodar las formas de las piezas para que calcemos los unos con los otros y formemos el uno que tanto necesitamos, para que cada uno sea una piedra más de este edificio, unidas por el amor”. Recalcó que la vida cristiana significa escuchar a Dios, su palabra, su enseñanza, para adherir y vivir con esos valores además de transmitirlos. No es la devoción, no es saber un compendio de doctrina y no creerlo. La Fe es una adhesión de mi vida a la doctrina de Jesús. Esto es lo que le da fuerza a la actividad. El prelado invitó a reflexionar sobre cuales son los gatillos que intervienen en nuestra acción y que las conclusiones nos conducirán a los caminos de la fe verdadera. Monseñor afirmó que esta es la única manera de transformar nuestra historia humana para que sea digna y respetuosa de todas las personas e invitó a ser parte y participar de comunión.
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